El poder y la debilidad de la multitarea: cómo organizarme bien si en mi trabajo me interrumpen todo el rato

  • Hablamos con el experto en efectividad laboral Agustín Peralt sobre el problema de la multitarea permanente

  • "Trabajar con atención plena y sin interrupción en períodos de tiempo, se ha convertido en una competencia diferencial a nivel profesional", dice

  • Las continuas interrupciones hacen que seamos menos productivos y tengamos sentimiento de frustración

¿Recuerdas cuándo fue la última vez que estuviste 30 minutos concentrado en algo de importancia sin que te molestaran? Vivimos en la era de la multitarea, de hacer cuantas más cosas en menos tiempo, mejor. Y a esto se une que tenemos distracciones por los lados: las redes sociales, WhatsApp, los diarios digitales, las llamadas sobre asuntos que bien se podrían resolver de otra manera... Para buscar soluciones, hemos hablado con Agustín Peralt, experto en efectividad, autor de 'LIDERATE' y colaborador académico de ESADE y de Uppers.

El modelo laboral de atención plena en multitarea constante en el que estamos inmersos conlleva muchos problemas que en ocasiones nos olvidamos. Para el experto, "cualquier asunto nos va a costar de realizar entre el doble o el triple de tiempo; cada vez que interrumpimos y volvemos a la tarea supone una pérdida de tiempo que al final del día suma muchos minutos, incluso horas", explica. Además, "nuestra mejor versión, es decir, aquella que gracias a estar concentrados nos lleva a lograr nuestro máximo rendimiento ( el denominado estado de FLOW), suele necesitar 20 minutos de atención plena seguida, algo que nunca alcanzamos", reflexiona.

Cinco consejos para mantener la atención en el trabajo

Para intentar paliar este déficit de atención continuado en el trabajo, hemos pedido a Peralt que nos facilite una serie de consejos y poder mantener la concentración en lo que estamos haciendo.

1.- Evita todo tipo de notificaciones electrónicas (dings, pings, luces, pop-ups...). Introduce fricción en la posibilidad de recibir estimulaciones de toda esa tecnología que ha acabado dominando nuestra vida sin ser conscientes. De otra manera haces que tu sistema límbico despierte su necesidad de saber qué ha pasado, rompiendo tu nivel de concentración deseado por tu córtex prefrontal.

2.- Identifica qué momentos del día son los más idóneos para ti en cuanto a concentración por tus propios biorritmos personales. ¿Primera hora del día? ¿Antes de comer? ¿A última hora? El que seas una persona de mañanas o de tardes tendrá mucha influencia en ello. Intenta ritualizar al máximo esos momentos de concentración a través de hacerlo siempre a la misma hora, en el mismo lugar y bajo el mismo ritual previo.

3.- Analiza qué temas del entorno, además de la tecnología, suelen ser motivo de interrupción y planifica qué hacer para evitarlos. Ya sea tu mascota, un compañero de trabajo o tu madre... Busca fórmulas de convivencia que no te rompan esos periodos de máxima concentración.

4.- Aplícate recargas de energía para, de esta manera, lograr recuperar tu concentración cuando el cansancio aparece. La tan conocida técnica del pomodoro (25 minutos de concentración y 5 de descanso) no siempre tiene que ser lo que mejor te funcione a ti. Una vez más, obsérvate y ve probando hasta que encuentres tu propia fórmula pomodoro.

5.- Aplica el principio de incrementos marginales progresivos, es decir, mejora de manera paulatina sobre lo ya mejorado. Como bien señala Cal Newport, entrénalo como si fuera el bíceps forzando tu concentración cuando consideras que no puedes más.