De la cadena de compromisos al descanso: consejos para ser más productivo a partir de los 50

  • Busca la eficiencia temporal. Estudia en qué tareas te has relajado con la edad y dónde pierdes más tiempo

  • La edad te ha dado conocimiento y experiencia laboral muy por encima de otros trabajadores más jóvenes. Sé un mentor. Aprende a delegar tareas

Si ya has rebasado los cincuenta años y eres un auténtico senior en tu trabajo, probablemente notes que estás más cansado y rindes menos que antes. Eres el primero al que no se te escapa este cambio: has bajado en tu productividad. Tu experiencia y saber hacer es un valor que sigue funcionando en la empresa, y se te tiene en cuenta. Aun así, quizás notes que tu eficiencia ha caído demasiado o acusas incluso un cansancio mineral después de tantos años ejerciendo las mismas tareas.

Hoy te damos algunos consejos para mantener tu productividad.

La jornada productiva de un trabajador a los 50

Algunos expertos recomiendan como modelo la reducción de la jornada laboral de los trabajadores a partir de los 50 años: 25 horas semanales repartidas en tres días. Una medida así haría crecer la motivación de estos empleados y rebajaría drásticamente sus niveles de fatiga y estrés.

De hecho, esta medida no está pensada exclusivamente para esta franja de edad. Ya hay muchos economistas y sociólogos que defienden un modelo de trabajo cada vez más concentrado en el tiempo: jornadas más cortas y menos días a la semana a cambio de sacrificar los tiempos muertos y los impasses propios de un modelo productivo como el español, muy diferente en sus jornadas laborales largas a países como Suecia o Alemania. Los trabajadores serían más felices, más productivos, y se permitiría la conciliación en todos los terrenos profesionales, una quimera que está lejos de implantarse de forma definitiva.

Pero ya sabemos que la teoría es la teoría y su aplicación en el mundo real suele tener mal encaje. Puede que una empresa sepa que esta medida aumentaría la productividad de sus empleados senior de forma exponencial, pero es dudoso que muchas vayan a estar dispuestas a poner patas arriba su estructura y sus organigramas para favorecer esta deferencia hacia sus trabajadores más experimentados.

Algunas técnicas para ser más productivo a partir de los 50

Conviene diferenciar dos conceptos que solemos confundir demasiado a menudo. Eficacia no es lo mismo que eficiencia. La primera consiste en realizar un trabajo competente, de calidad. La segunda estriba en cumplir ese mismo requerimiento y hacerlo en el menor tiempo posible y con el menor gasto de energía y recursos (ya sea mental o física), y es ahí donde te tienes que mover: el piloto automático es un factor de desgaste importante los 50: conoces tu trabajo, lo has hecho muchas veces y tu cerebro tropieza en las mismas pérdidas de tiempo. Si no rodeas tu empleo de objetivos y motivaciones actualizados de forma constante, estarás desmotivado, uno de los mayores focos de desgaste a medida que crecen nuestros años dedicados al trabajo.

  • Estudia tu eficiencia temporal: todos los trabajos tienen un margen de improvisación e investigación en cierto tipo de tareas, que requieren un tiempo elástico y dúctil, mientras que en otras se sigue un patrón muy claro. Son más mecánicas, por así decirlo. Es en esas tareas con las que puedes estudiar cuánto tiempo te lleva hacerlas y trazar un plan que te permita recortarlo de alguna manera. Estos objetivos deben ser amables: ¿Podría tardar 45 minutos en lugar de una hora en realizar x informe o en enviar este correo electrónico (casi idéntico al de hace unos días)? ¿Y hacerlo sin perder eficiencia? Suma todos esos ‘cortes’, ese tiempo que le robas a la tarea mecánica, y verás como cualquiera, incluso a partir de los 50, es capaz de alcanzar un escalón superior de productividad.
  • Elimina llamadas de clientes o de conocidos durante las tareas que requieran más concentración. Este paso es fundamental para no resetear el cerebro cada vez que alguien nos interrumpe. Glorifica tu despacho y conviértelo en un fuerte sordo a las distracciones. Lo único que hacen es multiplicar por dos tu falta de concentración.
  • Cadena de compromisos: es un organigrama personal de tareas, ya trabajes en casa o en una oficina, que debes seguir en orden. Hacerlo diariamente ayuda a no perder de vista las horas de trabajo y las horas de descanso, y te va a ayudar a no llevarte el trabajo a casa y multiplicar por dos el tiempo perdido.
  • Aprende a descansar: a más horas trabajando de continuo, menos eficientes (y eficaces) somos. Respeta tus descansos de la misma forma que respetas sagradamente los objetivos que te has puesto cumplir en la oficina o en tu casa. En el trabajo se trabaja, en casa se aparca el bat-traje y nos relajamos.
  • No te obsesiones con la productividad: no eres un robot, tengas cincuenta o veinticinco años. El hecho de funcionar según un modelo demasiado exigente hará que detestes tu pasión y te culpes por los pequeños fallos o las caídas de rendimiento. Trabajar debe entrañar ciertos lujos, y hacerlo a partir de los 50 significa que llevas muchos años haciéndolo bien y a tiempo. Valora tu sabiduría por encima de objetivos poco realistas. Puedes ser un ‘mentor’ de los trabajadores más jóvenes. Valora el maravilloso acto de delegar tareas, si tu puesto de trabajo y tu cargo te lo permite.
  • Las tareas más aburridas y costosas, las primeras: lucidez elemental, para quitarte de en medio los marrones más aburridos en un día normal de tu trabajo. Tu compromiso es con lo que no te gusta hacer; tu relajación la tienes que dedicar a las partes de tu trabajo que dominas y disfrutas. Prioriza en tu organigrama las tareas que no te agradan para que las segundas sean más satisfactorias.
  • Establece ‘temporalidades’ para cada tarea con cinco minutos de descanso entre una y otra: Esta es otra forma de engañar al cerebro para ‘competir’ contigo mismo en base a dos conceptos: cumplir el trabajo, y hacerlo a un nivel excelente en un marco de tiempo acotado que te permita pasar a otra cosa sabiendo que tu nivel de eficiencia se mantiene constante en una jornada laboral cualquiera.