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Llegar al bar o a la cafetería y pedir tu café al gusto. Es una acción que gran parte de la población hace cada día para desayunar antes de entrar al trabajo o en ese descanso que te tomas a media mañana. Un acto cotidiano que podría tener más técnica de la que crees. Mientras cada día tu camarero de confianza te sirve tu café para comenzar el día bien despierto, existen verdaderos profesionales que manejan el café como nunca antes lo habías visto: los baristas, auténticos expertos en la preparación del café en todas sus formas.
Los amantes más acérrimos del café probablemente no tengan pérdida con el término barista, cosa que puede no ocurrir con los consumidores, por muy habituales que sean, del café en sus formas más cotidianas. Barista es una palabra que procede del italiano y que precisamente se refiere a esas personas especializadas en la preparación de los mejores cafés. Pero ojo, porque no solo son capaces de preparar el café más maravilloso, pues también se encargan de conocer los datos más impresionantes de cada tipo de grano para ofrecer siempre el café perfecto en cada momento.
Aunque puede parecer que ser barista es una profesión sencilla no lo es, más bien todo lo contrario. Lo primero es que conoce todas las variedades de café de las que dispone y a partir de ahí es muy preciso para conocer las cantidades exactas de cada tipo de café o la temperatura necesaria para crear las mezclas perfectas para el paladar del cliente.
Cada barista conoce el procedimiento específico para hacer cada tipo de café. Por eso mismo lo primero que hace una vez tiene claro qué bebida debe preparar es moler el grano de café con el que lo va a preparar. Un proceso sencillo si no fuese porque cada tipo de grano necesita un nivel de molido diferente al de los demás. Ahí ya entra la específica formación que tienen las personas que desempeñan esta profesión.
Ahora toca compactarlo y colocarlo en la cafetera. El tiempo durante el cuál el café sale de la máquina es otro de los procesos más precisos que realiza un barista, ya que pasarse del tiempo y que salga más de la cuenta puede estropear su sabor. Por ello el profesional está atento para parar la máquina cuando se debe y así ofrecer la bebida más top posible a los clientes, con un sabor impresionante y una textura digna de un café de tal calidad.
La mano del barista no termina ahí. Probablemente hayas visto algún vídeo en el que estos aprovechan los capuchinos para hacer verdaderas obras de arte. Al echar la leche y crear la espuma, los grandes baristas son capaces de hacer espectaculares dibujos sobre el café que hacen que al cliente le dé hasta pena tomarse su capuchino y estropear esas formas que llevan tanto esfuerzo.
Pero las funciones del barista no solo están tras la barra, creando el mejor café posible. Su trato con los clientes también es importante, uniendo todo ese conocimiento tan técnico que poseen sobre el café para recomendarles, según los gustos que le expongan, el café ideal para su paladar. Si su trato y servicio con los clientes es bueno, no dudes en que estos volverán para probar ese café tan especial que nunca antes habían tomado.
Desde luego ser barista no es una profesión fácil por mucho que preparar café parezca algo sencillo, que lo puede ser. Lo que es más complicado es preparar el café perfecto para cada momento y para cada persona. Ahí el barista cuenta con la formación idónea para ofrecer a cada paladar aquello que pide. Sin duda ser barista significa tener un paladar muy afinado para diferenciar el sabor de cada café y una precisión exacta para extraer el 100% de su esencia.