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Carlos y Camila, abatidos después de tanto protocolo, se entregan al placer plebeyo de unas hamburguesas dobles. Camila, recién coronada, se bebe hasta el agua de los floreros. Lady Di nos saca el dedo palabrota desde el pasado... La resaca de la coronación de Carlos III es larga y por qué no, divertida. Y las redes son el vehículo perfecto para la difusión de esas imágenes ¿reales?
Son 'reales' pero no reales. Son estampas de la monarquía británica antes, durante y después de la coronación que pueden confundir a muchos. ¿Es verdad? ¿Es un fake? ¿Están hechas con Inteligencia Artificial? ¿Cómo ha podido captar eso? Y eso es precisamente lo que se propone la artista Alison Jackson (63), una reconocida fotógrafa británica, ganadora de un premio BAFTA: confundir. O, dicho de otra manera, obligarte a detenerte un poco y a pensar en lo que estás viendo y asumiendo como verdad.
A lo largo de dos décadas, la también guionista, productora y performer ha desarrollado un trabajo reconocido como crítica del 'culto a la celebridad'. Un llamado a la reflexión acerca de las fake news que alcanzaron en la era Trump su máximo apogeo. Y allí siguen. Lo saben bien en Inglaterra, donde la cultura de los tabloides es realmente salvaje y en muchos casos impune, a pesar de las denuncias que regularmente les interponen las celebrities.
Es por todo ello que Jackson decidió celebrar, a su manera, la coronación de Carlos III con una 'traviesa' exposición que ha titulado 'The Crown' (hasta el 27 de mayo en la Grove Gallery, de Londres). Con “un pie en la verdad y un pie en la fantasía, Alison Jackson explora cómo la fotografía, el culto a la celebridad y los medios han transformado nuestra relación a lo que es 'real', dicen desde la Galería. En un acto performático, Jackson inauguró la exposición con su propio recorrido de coronación en los que unos dobles de Carlos y Camila que se paseaban en carroza, causaron revuelo entre la seguridad alrededor del Palacio de Buckingham. Hilarante.
Detrás del guiño humorístico, hay desde luego su parte de crítica social. Como se sabe, por primera vez en la historia más de la mitad de ingleses cuestionaba el expendio de millones en la coronación y otros asuntos como los escándalos del príncipe Andrés (hermano de Carlos) o el alejamiento voluntario de Harry (su hijo) con memorias y entrevistas incluídas, han hecho que los royals sean más cuestionados que nunca. Aunque sigan gozando del respeto y cariño de una gran parte de la sociedad británica. Una sociedad que sabe reírse, eso sí, de sus propias tradiciones. Y en la que Jackson lleva tiempo poniendo el dedo en la llaga: no olvidemos que fue ella la que realizó la escandalosa imagen de unos falsos Diana y Dodi Al Fayed con hijo (del amor) racializado en 1999.
Así que cuando vemos a Camila (mejor dicho, a su doble) pasando el aspirador o siendo retratada desnuda por un inspirado y pícaro Carlos, al propio rey quemar una tostada en pijamas, o a Guillermo y Harry peleándose a puño limpio, también estamos asistiendo a un llamado de atención sobre asuntos que, seguramente, son más importantes para la sociedad que los fastos del domingo pasado.
Y por cierto, no son imágenes retocadas digitalmente sino una combinación de parecidos, maquillaje y arte fotográfico de toda la vida.