Intercambio de parejas: cómo practicarlo y cómo proponérselo a tu pareja

  • En una relación se crea un mundo de cara a la galería y a su vez otro propio, íntimo y exclusivo, después puede avanzar hacia nuevas experiencias como el intercambio de parejas

  • La psicóloga y sexóloga advierte de que para que la aventura sea un éxito la pareja se debe encontrar en su mejor momento

  • ¿Qué hace que una pareja sea duradera?

Todo está en continuo movimiento y en permanente cambio, incluso las relaciones de pareja. La necesidad de experimentar otras sensaciones, de reinventarse, de activar aún más la vida sexual, de salirse de lo cotidiano o de adentrarse en diversidades desconocidas abre las puertas a la práctica del intercambio de parejas. El fin, precisamente, es fortalecer la propia y no otro. Así lo asegura nuestra psicóloga y sexóloga de confianza, con la que en Uppers nos hemos sentado para que nos de las claves sobre cómo practicar el intercambio de parejas y cómo proponérselo a tu pareja. Todo apunta a que la aventura puede será un éxito.

Cada pareja es un mundo de cara a la galería y a su vez crea su propio mundo íntimo y exclusivo. Muchas personas prefieren seguir avanzando pero sin abrir su espacio, porque cuesta estar preparado para ver como la media naranja se besa o se excita con un extraño o ya un conocido si se repite. Hay que recordar que la educación recibida, las costumbres, las creencias religiosas o los tabús están presentes y afianzados en la sociedad actual. Lo bueno es la convivencia entre realidades aunque sean absolutamente contrarias y diversas para poder elegir cada uno la suya.

Sin embargo, aquellos con más inquietud sexual, imaginación o curiosidad prefieren aparcar la monogamia e intercambiar la pareja. Es lo que se conoce como swingers, donde los dos miembros “mantienen relaciones sexuales consentidas por ambos con otras parejas”. En España su práctica está muy extendida con todo tipo de facilidades que la hacen accesible ya sea a través de redes sociales, aplicaciones y locales de distinta índole.

Ahora bien, suele ser uno de los miembros de la pareja el que quiere probar el intercambio y por tanto debe exponer su propuesta al otro. Según apunta la psicóloga, la experiencia le ha demostrado que antes de embarcarse en esta aventura y de que tenga éxito, la relación debe encontrarse en su mejor momento, a la vez que sus integrantes deben compartir los mismos valores y objetivos. Se trata de una experiencia que intenta hacer crecer a la relación en su aspecto más íntimo y nunca con la intención de romperla.

El amor, el compromiso, la fidelidad, la lealtad, el compañerismo, la complicidad, la confianza, el cariño o el respeto son las bases de esta estabilidad. Si se está lejos de todo ello, si se está pasando una crisis, convertirse en unos swingers puede ser un auténtico desastre; saldrán a la luz los celos, las comparaciones, el miedo, la desconfianza o el reproche.

Cómo proponer un intercambio de parejas

Por mucho que la relación vaya como la seda, a uno de ellos le puede parecer extraño este cambio. La psicóloga propone seguir unas pautas para iniciar esa conversación donde se propone el intercambio de parejas.

En primer lugar, conviene plantearlo como una búsqueda de experiencias nuevas que puede ser muy positiva porque la vida sexual actual entre ambos ya es plena, saludable y satisfactoria. En realidad se trata de excitarse a través de otros mecanismos.

En segundo lugar, debe quedar claro que en ningún caso se trata de abrir la relación de forma permanente, sino que consiste en ceñirse a un encuentro sano entre swingers y que si funciona se podría repetir. No se trata de convertir la relación en abierta solo es un intercambio.

En caso de aceptar, no caben las interpretaciones erróneas ni los malentendidos. Cada uno tendrá que exponer sin miedo qué se quiere probar y dónde se quiere llegar así como aceptar sin sorprenderse las intenciones del contrario. Es probable que haya que ceder desde uno y otro lado hasta llegar a un acuerdo donde ambos se sientan cómodos incluyendo unas reglas, unos mínimos y unos máximos.

Cómo empezar a practicar el intercambio de parejas

Actualmente hay muchas formas de practicar el intercambio de parejas. Sólo hay que indagar porque tampoco se publica a bombo y platillo. Existen locales liberales en muchas de las ciudades y a través de redes sociales es posible acceder a fiestas que se organizan con este fin, por ejemplo, en casas particulares. No obstante, antes de entrar en una fiesta para swingeres es indispensable que la pareja haya mantenido una larga conversación donde se hayan fijado los términos, las posibilidades y los límites si es que se quieren imponer.

Es decir, todo va en gustos, preferencias y necesidades. Se puede elegir solo mirar cómo la pareja está con otra persona o al contrario y ser observados; participar en una sesión de grupo; que la relación no se extralimite y se centre en besos y caricias; extenderla al sexo oral; o incluso llegar a la penetración.

Qué pasa si uno de los dos rechaza la experiencia

En palabras de la experta, “no pasa absolutamente nada”, incluso hay que aceptar que el contrario se extrañe, se enfade y crea que algo va mal en la relación cuando su pareja quiere experimentar un intercambio. Lo primero es dejar claro que las intenciones son buenas y que el compromiso no se ha roto. “Ante el rechazo, se puede ver como una oportunidad para añadirle una dosis extra de imaginación a las relaciones sexuales y a los momentos más íntimos”, dice la sexóloga. Toca investigar, innovar, probar otras cosas y distintos ambientes, visitar tiendas especializadas y comprar las últimas novedades con las que seguir alimentando la chispa.

También puede suceder que uno de los dos miembros de la pareja proponga el intercambio y el otro acepte ante el temor de negarle sus deseos y perderlo como consecuencia de ello. Lo más probable es que la experiencia no funcione, que sea un desastre e incluso que se desencadene una ruptura. “En este escenario, ha habido falta de confianza y ha fallado la comunicación, que son las claves de una relación”, concluye la psicóloga.