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Los grandes multimillonarios tienen acceso a ese tipo de cosas que el resto de los mortales no. Por ejemplo, comprarse una paradisiaca isla en pleno mar Caribe por simple capricho. Eso fue lo que hizo el empresario británico Richard Branson, cuando hace más de 30 años se le ocurrió la fantástica idea de comprar una para cortejar a su actual mujer, Joan Templeman, según el mismo multimillonario explicó hace unos años en una entrevista con Page Six. Una isla que podría ser su refugio, pero en unas semanas podrá ser alquilada por cualquiera que pueda pagarla y descubrir rincones en los que grandes estrellas, personalidades y políticos han pasado algunos días de tranquilidad.
Por esa isla han pasado muchas personalidades, entre ellas Lady Di, que pasó unas vacaciones en sus paradisiacas playas con los príncipes Guillermo y Enrique, entonces solo unos niños. Pero no han sido los únicos, pues Barack y Michelle Obama, Kevin Costner o Oprah Winfrey, también se han bañado en sus cálidas aguas. En más, incluso surgió el amor, pues fue allí donde Kate Winslet se enamoró de Edward Smith, con quien se casó en 2012.
Necker Island, así se llama la isla, se encuentra en la zona oriental de las islas Vírgenes Británicas y aquel que quiera pasar unos días en ella lo hará en la Gran Casa Central, una espectacular mansión que cuenta con 17 suites y 24 baños. No todas las habitaciones cuentan con las mismas comodidades, pero muchas de ellas tienen su propia ducha al aire libre o jacuzzis privados con vistas.
No es un lugar para cualquier, al menos económicamente, pues tiene un precio que parte de los 110.000 euros por noche. La capacidad de la mansión es para 48 personas, aunque si se hace poco también se puede alquilar la isla Mosquito, que está a solo unos pocos kilómetros de Necker Island, que tiene capacidad para 22 personas más.
Quienes se hospeden en la isla de Richard Branson tendrán durante las 24 horas del día la disponibilidad del personal de la isla, desde el conserje hasta un capitán de barco, chef privado o personal para diferentes actividades, entre ellas, mucho deporte.
En mar turquesa que baña la isla permite que se pueda disfrutar de múltiples deportes marítimos como kitesurf, allí fue donde Obama aprendió, buceo por sus arrecifes de coral o vela. Además, también cuenta con dos pistas de tenis, un campo de golf o profesores de yoga y pilates.
Con esta oferta está claro que Branson quiere sacar beneficio de la isla ya que, en 2020, en plena pandemia, el empresario ofreció la isla como garantía al Gobierno para poder obtener un préstamo de 570 millones de euros y así mantener Virgin. Ahora bien, no se sabe si los futuros huéspedes compartirán estancia con el propio empresario, que desde 2013 reside oficialmente en ella para no pagar impuestos a Reino Unido, según ha expresado. Y eso que su patrimonio asciende a más de 2.000 millones de dólares.