Sí, tu intuición es cierta: cambiar de aires y viajar a lugares sin estrés te rejuvenece

  • Vivir en un hábitat adecuado o no determina que vivas más o menos

  • Se recogieron datos tras una investigación de 37 años en serpientes

  • Los animales viajeros aumentaron su tasa de reproducción y su longevidad

Ya lo sabías, pero ahora hay evidencias científicas a las que agarrarse, viajar rejuvenece.

Especialistas de la Universidad de la Sorbona y del Centro Nacional para la Investigación Científica (CNRS), en Francia, han demostrado que cambiar de aires, establecerse en nuevos hábitats amables, puede reducir de manera drástica las consecuencias del envejecimiento.

Que se lo digan a los cientos de miles de jubilados que se mudan a La Florida, en Estados Unidos cada año, o a los europeos que llegan al Levante o Andalucía a disfrutar del buen tiempo y del estilo de vida mediterráneo.

Serpientes

Ahora, un estudio enfocado en poblaciones de serpientes ha logrado determinar que las variaciones en el hábitat pueden reducir drásticamente las consecuencias del envejecimiento. Y los efectos positivos de los cambios de residencia se detectan incluso en las edades más avanzadas.

Tras estudiar durante 37 años el comportamiento de distintas poblaciones de serpientes, especialistas del Centro Nacional para la Investigación Científica (CNRS) y la Universidad de la Sorbona, en Francia, han concluido, que los procesos de envejecimiento se encuentran relacionados con los cambios de hábitat. Los investigadores demostraron que incluso una leve variación en la ubicación espacial determina que algunas serpientes ancianas mantengan un rendimiento reproductivo y de supervivencia similar al de los ejemplares jóvenes.

La esperanza de vida y el proceso de envejecimiento varían profundamente entre las distintas especies animales y vegetales, pero todas se ven afectadas por la senescencia. Dicho proceso marca importantes cambios celulares con el paso del tiempo, llevando a una suerte de “colapso” celular que desemboca en las diferentes enfermedades propias del envejecimiento y el deterioro de los seres vivos.

El ritmo del envejecimiento

Algunas especies envejecen más rápido, y la supervivencia y la reproducción disminuyen notoriamente con la edad. En otras variedades animales o vegetales, los ancianos mantienen un rendimiento reproductivo y de supervivencia similar al de los jóvenes, con indicadores muy bajos de senescencia. Finalmente, en algunos pocos casos, la supervivencia o la reproducción mejoran con la edad, provocando que la senescencia sea clasificada como negativa.

Los científicos franceses han logrado demostrar que la senescencia puede cambiar drásticamente en función del hábitat y los desplazamientos espaciales. Mientras algunos ejemplares sufren un envejecimiento rápido y contundente, por otro lado la senescencia es insignificante en individuos ubicados en lo que sería su “hábitat óptimo”, incluso en las edades más avanzadas.

El hábitat determina el envejecimiento

La investigación, publicada en la revista especializada Journal of Animal Ecology, resalta la importancia del estudio de las serpientes teniendo en cuenta que se trata de una especie que sigue creciendo incluso hasta la edad adulta, con hembras que incrementan su potencial reproductivo a medida que aumenta su tamaño corporal.

Los expertos analizaron trayectorias individuales de envejecimiento de la víbora de Orsini. Utilizaron datos de un programa de marcado y recaptura llevado a cabo durante 37 años consecutivos en dos hábitats contiguos en Mont Ventoux, Francia. A través de las investigaciones lograron cuantificar la esperanza de vida y determinar la forma en la cual se manifiesta la senescencia, concretamente en cuanto a la supervivencia y la reproducción de los ejemplares de mayor edad.

Pistas para las nuevas residencias

Los resultados son contundentes: los científicos comprobaron que el rendimiento reproductivo y las habilidades de supervivencia cambian radicalmente en una escala geográfica muy pequeña. Cuando están en el hábitat indicado, las serpientes se mantienen estables sin importar su edad. Mientras tanto, en un lugar menos favorable, las víboras muestran notables condiciones de deterioro propias del envejecimiento.

Además de este descubrimiento, que confirma el impacto del área de residencia en las consecuencias del envejecimiento, los investigadores creen que su trabajo puede servir de impulso para nuevos estudios que exploren la forma en la cual el medio ambiente determina la evolución de la senescencia también en seres humanos. Sostienen que sería útil conocer, por ejemplo, las características que debería tener el “hábitat ideal” de las personas, y reproducirlo en los nuevos modelos residenciales para lograr un envejecimiento más armónico.