Mi hijo se va a estudiar el bachillerato a otro país: cómo llevar bien la nostalgia en esta separación tan simbólica

  • El síndrome del nido vacío se produce cuando los hijos se van de casa a estudiar fuera o trabajar

  • Te damos una batería de consejos para que el duelo por esta marcha temporal tenga la mínima afección posible

  • Busca nuevos retos, mantén el contacto, redescubre a tu pareja... ¿Quién dijo que todo iba a ser sufrir?

El mes de agosto agoniza y la vuelta al cole en septiembre está a la vuelta de la esquina. Y este año, también regresan los bachilleratos en el extranjero, después de un año complicado a nivel pandémico y la relajación de las restricciones ante el avance de la vacunación masiva. Es también el momento de la princesa Leonor de Borbón, que cursará este año el Bachillerato Internacional en el Atlantic College de Gales, un prestigioso centro privado. Parece evidente, al mismo tiempo, que una decisión así comporta nervios y expectación en los hijos y una gran nostalgia para los padres.

Ya sea por la inseguridad que genera el que tu hijo se vaya solo a otro país, la adaptación a un nuevo entorno con un idioma nuevo y nuevos amigos o por la perspectiva de no ver a nuestro pequeño durante un largo periodo de tiempo, los padres suelen llevar peor que los hijos este proceso de 'emancipación prematura', en el que los jóvenes, ávidos de vivir nuevas experiencias, abandonan su casa para irse a estudiar fuera.

Síndrome del nido vacío: ¿qué es?

En psicología, ese sentimiento de vacío y preocupación que experimentan los padres cuando los hijos se van de casa se denomina síndrome del nido vacío. En estas situaciones, muchos padres no acostumbrados a la marcha de sus pequeños comienzan a experimentar sentimientos varios como la melancolía, la tristeza, la soledad o incluso la falta de ánimo y perspectiva en la vida.

Una explicación muy clara de este fenómeno la da la psicóloga Sonia Castro en el blog del Instituto Europeo de Psicología Positiva (IEPP). A través de un paralelismo entre los animales y las personas, Castro expone: "Cuando algunas especies de aves hacen los nidos a sus polluelos, lo hacen en una rama o en un lugar alto para que sus progenitores puedan oír si están en peligro y acudir a socorrerlos cuanto antes".

"Entienden que no saben volar y que sin ellos podrían morir fácil, pero una vez que aprenden a volar dejan sus nidos para no volver nunca, les dejan marchar. Si tu hijo ha aprendido a volar, está preparado para irse. Si tu hijo ha aprendido a volar, está preparado para irse", detalla Castro. "La mejor forma es verlo como que le empujaste a que se fuera, le ayudaste a construir un futuro para la supervivencia".

Consejos a tener en cuenta

Sabemos que ver marchar a un hijo siempre es difícil, aunque sea con carácter temporal. Por ello, te damos una serie de consejos para que el duelo por su viaje de ida y vuelta tenga la mínima afección posible y que puedas llegar a entender que se trata de un momento clave y decisivo en su vida, para el que necesita todo tu apoyo, comprensión y determinación.

Dedícate tiempo

Hace muchísimo que vives por y para tu familia. Las tareas del hogar, llevar a los niños a clase, combinar la vida en casa con el trabajo… Ya no recuerdas que tienes una vida propia y que hay muchas otras cosas que te hacen feliz. Coge ese libro que no terminas desde hace meses y acábalo, vete a practicar tu deporte favorito, llama a ese amigo con el que llevas postergando una cerveza durante años e invítale…

Redescubre a tu pareja

Como comentamos en el punto anterior, la familia es muy bonita pero también exige un grado de dedicación muy alto. Ahora que estáis solos, quizá sea el momento de ese viaje que siempre queda pendiente, abrazad vuestras pasiones mutuas, hablad más y más a menudo… Con más tiempo libre, redescubrir a tu pareja siempre es emocionante y necesario, más aún cuando faltan los niños.

Busca nuevos retos

Vas a ganar un tiempo libre que hacía muchísimo tiempo que no tenías. ¿Por qué no plantearte estudiar una nueva carrera universitaria? ¿Y si te pones con ese idioma que siempre te ha picado la curiosidad aprender pero que nunca has tenido tiempo para dedicar? Es un momento clave en su vida, pero también podría serlo en la tuya si te lo propones. ¡Di que sí!

Mantén el contacto

Que se vaya un año a estudiar no significa que tengáis que perder el contacto. Tienes a tu disposición todo un arsenal de herramientas comunicativas con la que continuar hablando con él o ella cada cierto tiempo. No se trata ni de atosigar ni de olvidarnos de nuestro hijo: hazle una videollamada de vez en cuando, escúchale, dile que le echas de menos y cuéntale todo lo que estás haciendo en su ausencia.

¡Alegría!

Es un momento determinante para ellos. Dentro de poco terminarán el año de estudios y la selectividad estará a la vuelta de la esquina, y con ello, la llegada a la universidad y el principio de su vida adulta. No pueden ver a sus padres tristes por la ausencia. Debes mostrarte orgulloso y feliz de ese paso hacia adelante para que encaren con aplomo esta etapa tan importante.