Se supone que todos los conductores deben tener claro cuáles son las normas de circulación y sobre todo ser conscientes de que están hechas por la seguridad en las carreteras y en las ciudades, más aún cuando vehículos y viandantes comparten espacios. Los ayuntamientos de algunas ciudades han apostado por la instalación de radares tipo foto-rojo en ciertas avenidas como sistema de prevención. En Uppers hemos comprobado cómo funciona un radar de tipo 'foto-rojo' en los semáforos y cuál es la multa si te pilla saltándotelo.
Desde hace unos años urbes como Madrid y Barcelona cuentan con radares de este tipo. La capital tiene en funcionamiento 35 dispositivos y la ciudad condal 42 unidades. La población en ambas, que ya es elevada, se incrementa en las zonas céntricas por la continua llegada de turistas, al igual que también es importante la cifra de vehículos en circulación, incluyendo taxis, vehículos con conductor, furgonetas de reparto, autobuses, etcétera. Por tanto, es lógico que se pretenda aumentar la seguridad tanto en número de semáforos, que además mantienen el ámbar, como de radares.
Estos radares, a los que se les conoce como 'foto-rojo', se instalan antes de los semáforos. El objetivo es demostrar que un conductor se ha saltado un semáforo en rojo y multarle. Parece que la multa es prácticamente la única forma de que se tome conciencia de que la acción de saltarse un semáforo en rojo supone un riesgo para los otros conductores.
Además, aquellos semáforos que presiden un paso de peatones están para proporcionar seguridad a los viandantes que van a cruzar la calle. Tal vez alguien joven que avanza por el paso de peatones puede reaccionar ante un coche que se ha saltado el semáforo, pero un anciano o una persona con movilidad reducida lo más probable es que sea atropellado o tenga un accidente al pretender esquivarlo.
Cada dispositivo se instala en un soporte fijo a una distancia de unos 25 metros de la línea de detección o el punto donde el conductor se debe detener. Incluso antes del radar también se coloca señalética que informa de su existencia para que el conductor circule con precaución por esa zona y baje la velocidad. La señal avisa de que a poca distancia hay un semáforo junto a un radar que vigila que nadie se lo salte en rojo.
El radar dispone de cámaras de vigilancia con las que se observa si los vehículos se detienen ante un semáforo en rojo o al contrario se lo saltan. Un sensor activa la cámara cuando el semáforo está en rojo y si un vehículo atraviesa la línea de detección la cámara se dispara de nuevo. De este modo, se realiza una primera fotografía antes de esa línea de parada y otra segunda que demuestra que ha atravesado completamente el paso.
Las instantáneas tienen que cumplir dos condiciones: que el semáforo está en rojo y que se distingue la matrícula. Estos radares también están activos por la noche, por lo que el dispositivo incorpora una cámara de infrarrojos que tiene la finalidad de capturar la matrícula cuando no hay luz de día o en zonas oscuras.
La finalidad de estos sistemas ‘foto-rojo’ es lograr que se respete la señalética al que sancionar. Tal como establece la Dirección General de Tráfico saltarse un semáforo en rojo conlleva una multa de 200 euros y además genera la retirada de 4 puntos del carnet de conducir. En ocasiones, un agente de tráfico o el paso de un vehículo de emergencias obliga a saltarse un semáforo y el que dispone de radar multará esa acción. Sin embargo, los agentes de movilidad que lo revisan la revocarán ya que en estas ocasiones