Jesús explica cómo es estar debajo del agua por primera vez: "He probado el buceo a los 51 y es una maravilla"

  • Quien lo prueba asegura que es una de las experiencias más inolvidables. Jesús Rodríguez, de 51 años, ha elegido este momento porque se encuentra en plena forma física y con más ganas de vivir la aventura que nunca

  • Más que un deporte, Jesús lo describe como un paseo contemplativo. "El estado de ingravidez, el paisaje o el hecho de respirar bajo el agua hacen que la sensación resulte onírica", señala

  • Su instructor, Franjo Sánchez, asegura que el turismo de buceo está despertando un interés inusitado entre los mayores de 50 años. Para muchos amigos acaba siendo un punto de encuentro

Los 50 son una edad perfecta para dejarse de titubeos. Por economía, cobardía, ataduras familiares, desconocimiento o por la simple tozudez de creer que no seremos capaces, el buceo es una de esas fantasías que nos persiguen durante años sin que veamos el momento de zambullirnos en el agua. Hasta que, como le ha ocurrido a Jesús Rodríguez, madrileño de 51 años, uno llega a Cabo de Gata (Almería) y se encuentra con una de las mejores joyas naturales para iniciarse en el buceo. Franjo Sánchez, instructor y dueño de El Cortijo Subacuático, situado Las Hortichuelas, pareció escuchar el runrún de Jesús y no le costó convencerle para disfrutar de un bautismo, algo así como la ceremonia de iniciación a esta actividad. Uno nos cuenta en primera persona la experiencia del debut y el otro comparte, como profesional del buceo, las razones que hacen que esta sea una de las actividades acuáticas más demandadas por hombres y mujeres a partir de los 50.

Con muchas ganas de aventura

Unos días después de su bautismo de buceo, a Jesús le sorprendemos practicando barranquismo en Los Pirineos, lo que refuerza esa idea de no posponer nunca más aquellos caprichos, ilusiones o metas que arrastramos desde hace tiempo. "Físicamente me encuentro mejor que nunca y con más ganas de vivir el verano de una forma activa junto a mi mujer y el resto de la familia". Un certificado médico, obligatorio para participar en el bautismo de buceo, certifica su salud y también la de la familia, que también ha vivido con él esta experiencia. "Tal y como intuía, el bautismo en estas aguas mediterráneas tan cristalinas que te permiten contemplar la gran diversidad de su flora y fauna ha resultado inolvidable para todos", asegura.

La sensación de bucear es onírica

Dice que el mejor adjetivo que describe la sensación de pasear por un paraíso marino es "onírico". "No bajamos más de siete u ocho metros -relata-, pero fue suficiente para ver con claridad especies extraordinarias e invisibles desde la superficie. Más que buceo, es un paseo contemplativo entre los fondos de arena, roca y praderas submarinas. Lo que ves y sientes es tan fantástico que en algún momento te planteas si es realidad o un sueño. Llegas a dudar si toda esta belleza sale de tu imaginación o realmente la tienes frente a ti, hasta que te das cuenta de que la puedes palpar y fotografiar". Después de esta primera inmersión, Jesús continuó sus vacaciones de aventura en el otro extremo de la Península descendiendo barrancos y toboganes de agua, venciendo obstáculos y gozando de maravillosos parajes, pero su cabeza no deja de revivir su bautismo de buceo y ya está pensando si el próximo verano repite paseo o da un paso más y se apunta a uno de los cursos que imparte Franjo en su cortijo.

Este empresario de 45 años, también madrileño, pero asentado en Almería, descubrió las maravillas del mar en Murcia. Desde pequeño pasó allí sus largos veraneos, junto a sus abuelos. Podría decir que cultivó el dominio del mar con la naturalidad de quien se estrena en los primeros juegos infantiles. A los 18 aprendió a bucear y empezó a formarse como buceador de rescate y otras muchas especialidades que le permitieron iniciar un periplo profesional que incluye trabajos de instructor en diferentes centros de buceo y guía y patrón de embarcaciones. En 2005 se enamoró del Parque Natural de Cabo de Gata y dos años después creó la escuela de buceo recreativo El Cortijo Subacuático y la de buceo técnico Xtreme Dive. "Mis dos pasiones y el mismo espíritu, pero con una gestión diferente", añade.

Lo mejor, experimentar la ingravidez

Franjo está especializado en rescate, salvamento, espeleobuceo, buceo recreativo y profundo y sistemas de respiración. Forma también a bomberos, policías y GEAS (unidad de la Guardia Civil encargada de la búsqueda y rescate de personas y objetos en el medio acuático). Después de participar en numerosas exploraciones y bucear en los lugares más insospechados del mundo, decidió que Las Hortichuelas era el lugar donde se quería instalar. "Un lugar grande, tranquilo y con una riqueza submarina espléndida", dice. Su entusiasmo al hablarnos del mar y de la ceremonia del bautismo es contagioso. "Hay muchas cosas maravillosas para quien lo prueba por primera vez: la sensación de ingravidez, el paisaje, el poder respirar bajo el agua o el burbujeo del agua". Son estas cosas las que explican, en su opinión, que el turismo de buceo sea un reclamo creciente y uno de los motores del turismo en este tipo de zonas, sobre todo a partir de los 50, cuando la gente se ha liberado de algunas cargas económicas y tiene una mayor seguridad y arrojo para probar aquello que le gusta.

Nos garantiza que cualquier persona puede bucear, siempre y cuando sepa nadar, pero es importante la presencia del instructor y también las nociones que imparte antes de empezar el bautismo. A este momento le precede una parte teórica en la que se enseñan los conocimientos básicos para iniciarse en el agua con absoluta seguridad, las características básicas de su equipamiento y las maniobras y técnicas fundamentales, además de unas nociones básicas de lenguaje de buceo. Antes de la inmersión, Franjo se asegura de que los participantes están preparados, han entendido los conceptos y manejan las señales. "El lenguaje de buceo -aclara- es importante porque no hay otro modo de comunicación. Las señales nos permiten comunicarnos con nuestros compañeros, preguntar, entender un mensaje o alertar de un problema".

Punto de encuentro para los amigos

Después de esta prueba, que suele durar unos 45 minutos, muchos participantes deciden continuar su formación con cursos que les permitirán bucear a mayor profundidad y en cualquier parte del mundo. "Algunos amigos acaban convirtiendo el buceo en un punto de encuentro para reunirse al menos una vez al año con el pretexto de gozar del fondo marino y de este tipo de turismo natural", asegura el empresario. Según la World Tourism Organization, aproximadamente el 70% de los viajes de buceo se realizan como una actividad complementaria a las vacaciones. De ellos, alrededor del 20% son verdaderos cracks que organizan sus viajes alrededor de esta actividad y busca viajes muy especializados. El 95% de estos buceadores aventajados escogen destinos internacionales, como el archipiélago Palau, próximo a Ecuador, Polinesia y la isla filipina de Cebú.