Estornudos, picor de nariz, carraspeo, mocos… aunque no te haya pasado antes, probablemente tengas alergia. Este año ha entrado pisando fuerte, pese a que de primavera hemos tenido poco debido a la ola de calor. Después de dos años con mascarillas, volver a respirar aire puro nos ha venido muy bien, pero no en todos los sentidos. Esta patología afecta más a mujeres, representan el 50% de los alérgicos de España y se disparan en las edades comprendidas entre los 40 y los 49 años, de acuerdo con los datos de Cegedim Health Data España. Te contamos el porqué.
Las alergias mantienen un crecimiento sostenido de 2014 a 2020, que va variando entre un dos y un cuatro por ciento cada año. El problema ha venido dado desde 2020 cuando la pandemia nos obligó a taparnos nariz y boca con mascarillas. Pese a lo que se podría pensar, “los datos analizados nos muestran que los pacientes de alergia no se han visto especialmente beneficiados por las medidas de contención ya que se han seguido produciendo los picos de diagnóstico relacionados con alergias estacionales”, comenta el director médico de Cegedimm, Carlos Iglesias.
Si bien es cierto que el uso de los cubrebocas en pacientes alérgicos disminuyó sus visitas a urgencias, las mascarillas quirúrgicas no eran los suficientemente protectoras en los días ventosos cuando las partículas podían seguir llegando fácilmente a la vía respiratoria. En cambio, las FPP sí que tenían una elevada capacidad de filtración y reducían hasta en un 80% las partículas de polen y polvo inhalado.
Por otro lado, durante este tiempo cubiertos, los síntomas a nivel ocular han ido a peor, tales como picor, ojos rojos o lagrimeo. De ahí que los especialistas recomendasen el uso de gafas (a veces incompatibles con la mascarilla) para que el polen y demás partículas llegasen menos a la mucosa conjuntival.
Además, parece especialmente significativo el aumento de diagnósticos que se producen en la edad adulta, entre los 40 y los 49 años y los de esta edad suponen el 18% del total de los casos. Por sexos, los hombres suelen diagnosticarse más frecuentemente en la infancia, mientras que, en la mujer, se detecta menos a edades tempranas.
"La contaminación y sus efectos sobre la salud de las personas es un factor que en los últimos años se está estudiando mucho. La justificación de ese pico de diagnósticos en la edad adulta podría estar relacionado con el efecto booster que provocan las partículas de diésel presentes en el ambiente tal como apuntaba un reciente estudio de la Vall d'Hebron sobre el tema. Una situación, que afecta más a la mujer que al hombre", ha afirmado Carlos Iglesias