¿Cómo sé si estoy vacunado de la viruela?

  • Aquellos que están vacunados contra la viruela podrían estar protegidos hasta en un 85% de su variante del simio

  • La vacuna se dejó de suministrar en España en 1980

  • Sanidad sopesa la compra de esta vacuna para inculcarla a los contactos estrechos de aquellos con viruela del mono

Ya son siete casos los confirmados de viruela del mono y se espera que a lo largo del día se aclare si los otros 24 sospechosos son positivos o negativos. Esta enfermedad tiene una sintomatología similar a la de la viruela. Produce fiebre, inflamación de ganglios, dolores musculares o erupciones y, ante la falta de un antídoto específico, precisamente se usa la vacuna contra esta patología para tratar a los contactos estrechos. Por el momento, ninguno de ellos se encuentra en estado grave, pero Sanidad ya sopesa la compra de dosis ante este brote, intentando evitar así que vaya a más.

Nacidos antes de los 80, tranquilos

El último caso de viruela se diagnosticó, según los datos de la OMS, en 1977 y dos años más tarde se certificó la erradicación de esta enfermedad gracias a las inyecciones. Fue precisamente un año después, en 1980, cuando se suprimió la vacuna, cambiándose por la triple vírica, que se pone ahora a los 15 meses.

En esta nueva situación, los expertos aseguran que aquellos que están vacunados contra la viruela podrían estar protegidos hasta en un 85% de su variante del simio. Serían, por tanto, los nacidos después de 1921, momento en el que la inoculación comenzó a ser obligatoria en España, y hasta 1980 los que tendrían una mayor protección frente a la viruela del mono.

La vacuna de la cicatriz

Son precisamente los mayores de 40 años los que tienen una extraña marca en el brazo que recuerda, por si no sabes cómo mirar el calendario vacunal o no está actualizado, ya que se implantó en 1975, que fueron inmunizados contra la viruela y también contra la tuberculosis.

Según un informe de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, esta vacuna no se suministraba durante los primeros años con una aguja hipodérmica, por lo que "no es una inyección como la que generalmente conoce la gente". En su lugar, se pone empleando "una aguja bifurcada (de dos pinchazos) que se introduce en el recipiente de la vacuna y retiene una gota de vacuna".

Tres o cuatro días después de la aplicación, aparecía en el brazo un pequeño bulto rojo que daba sensación de quemazón. Una semana después, el bulto comenzaba a formar una ampolla. "Durante la segunda semana, la ampolla comienza a secarse y a formar una costra que se cae durante la tercera semana y deja una pequeña cicatriz.