El estrés, culpable del envejecimiento prematuro: consejos básicos para prevenirlo

  • Aunque el envejecimiento no es algo que se pueda erradicar o curar, si podemos retrasar sus efectos o hacerlos menos visibles, centrándonos en tres pilares esenciales: el ejercicio físico, la dieta y el estilo de vida podemos mitigarlos.

  • La falta de cuidados y el exceso de estrés pueden ocasionar un envejecimiento más rápido de lo que se piensa.

Es más que evidente que el estrés favorece el envejecimiento prematuro, ese estado de nerviosismo lleva consigo cambios en nuestro organismo que pueden provocar un empeoramiento de nuestra piel y nuestra apariencia en general.

Seguro que has apreciado este problema en algún amigo o familiar cercano, hay quienes tras unos meses de estrés, están visiblemente envejecidos, su rostro lo refleja claramente, y tras unas vacaciones, la mayoría de las personas vuelven más vitales, y rejuvenecidas. Pues bien, hay una explicación totalmente científica que explica este hecho y por ello, podemos poner remedio.

El estrés causa un estado de nerviosismo generalizado en nuestro cuerpo, y es este el que se defiende. Lo hace de manera que el organismo produce mayor cantidad de cortisol, o sustancias como la epinefrina o adrenalina que intervienen en el proceso de envejecimiento.

Todo ello, hace que se produzcan cambios bruscos que afectan de diferente manera a nuestro cuerpo, ya que pueden interferir en los procesos de circulación o de sintetización de nutrientes y además puede darse una alteración hormonal con diferentes consecuencias. Por un lado, se potencia el estado de excitación, nerviosismo, que después viene acompañado de cansancio, depresión y desgana. Pero no solo afecta a nuestro estado de ánimo o a nuestra apariencia exterior, sino que el estrés no controlado puede ser causa de la aparición de enfermedades crónicas.

Cambios que provoca el estrés

  • Aumento masivo de las canas.
  • Aumento del acné.
  • Disminución de la luminosidad de la piel.
  • El envejecimiento acelerado.
  • Aumento de las bolsas en los ojos.
  • Aumento del tamaño de la mandíbula.
  • Flacidez de la piel.
  • Aparición de piel seca

Aunque el envejecimiento no es algo que se pueda erradicar o curar, si podemos retrasar sus efectos o hacerlos menos visibles, centrándonos en tres pilares esenciales: el ejercicio físico, la dieta y el estilo de vida podemos mitigarlos. El envejecimiento provocado por el estrés puede tener solución. Eso sí, si no ha provocado ninguna enfermedad crónica, ya que estás serán irreversibles y solo podremos evitar que los efectos vayan a más.

Cómo prevenir el envejecimiento por estrés

  • Dieta. La dieta es uno de los principales factores que hay que respetar y cuidar para llevar un estilo de vida saludable. Una dieta equilibrada ayuda a mantener una adecuada salud, tanto física o psicológica.
  • Ejercicio físico. Realizar ejercicio físico, además de ayudar a prevenir el envejecimiento físico, ayuda a liberar tensiones.
  • Descanso. Dormir suficiente es imprescindible para una adecuada salud mental. Un buen descanso ayuda a afrontar mejor los problemas del día a día y, por tanto, previene los síntomas de estrés.
  • Reforzar autoestima. Conviene valorar el progreso y ejecución de las tareas que se desarrollan, de manera que cuando algo se ha concluido con éxito debemos ser capaces de felicitarnos por ello. Por otro lado, también debemos aceptar los errores cometidos y rectificarlos sin pensamientos de culpabilidad.
  • Gestión del tiempo. Para afrontar las demandas y cumplir con los tiempos impuestos, es imprescindible gestionar de manera adecuada el tiempo. Para ello, además de valorar el tiempo necesario para cada tarea, se debe priorizar la importancia de las mismas. No todas las demandas son igual de importantes ni se desarrollan en el mismo tiempo, por lo que habrá que dedicar a cada una de ellas el tiempo que realmente merecen, atendiendo tanto a su dificultad como a su importancia.
  • Solución de problemas. Conviene tomar las decisiones siguiendo un proceso lógico, sin huir de los problemas y valorando de manera detenida y con el tiempo necesario todas las alternativas posibles.
  • Fomentar relaciones sociales. Relacionarse con el entorno, tanto en el ámbito laboral como personal, ayuda a reforzar las conductas positivas. Muchas veces serán los demás quienes nos hagan ver cuándo hemos actuado bien y cuando debemos mejorar en algún aspecto. Por tanto, mantener unas relaciones sociales sanas ayudará a prevenir síntomas de estrés relacionados con inseguridad, la confusión… Las relaciones afectivas que más se deben de fomentar es la relación de cuidado entre abuelos y nietos, ya que hay mucha ternura por parte de los nietos que hará mucho bien a nuestro mayor.
  • Consultar con especialista. Por supuesto, si la situación de estrés es prolongada en el tiempo, conviene consultar con un psicólogo especialista para conocer mejor el tratamiento que se deberá seguir.