Hablando de concentrados: se necesitan 75 kilos de marihuana para obtener solo uno de 'rosin', el nuevo derivado del cannabis cuyo consumo sube entre los jóvenes españoles. ¿Qué es exactamente y cómo se obtiene? Según la Policía Nacional: "Se trata de un derivado ultra concentrado del hachís que, sometido a diferentes procesos de filtración, congelación y desecado –y tras su posterior prensado y purificado- se convierte en una sustancia de gran pureza”. Este es el producto que se elaboraba en el laboratorio, el primero de ellos en nuestro país, que la propia Policía ha desmantelado esta misma semana en Tenerife.
Según las propias fuentes policiales, para elaborar el rosin se utilizaba el 'método bubble hash': "La extracción se llevaba a cabo con la planta húmeda, por lo que el proceso se aligeraba al no tener que realizar el secado. Los cogollos eran introducidos frescos con hielo y agua dentro de un cubo, donde se desprendían las cabezas de los tricomas y se filtraban, realizándose diversas cribas para sacar distintos tipos de “rosin”. Una vez filtradas se recolectaban por tamaño y se congelaban, lo que daba lugar a una pasta de diferentes colores en función de la calidad de la droga. Finalmente, a la pasta congelada le extraían el agua mediante una liofilizadora y el producto que se obtenía era el rosin". Este producto final se guardada en botes de cristal, y en frío, para asegurar un buen estado de conservación y mantener los niveles de THC.
Uno de los grandes problemas con el cannabis y sus derivados es la información cruzada a la que están expuestos los jóvenes. Por un lado, se defienden los beneficios (reales) de esta planta para usos medicinales, mientras que por otro se critica y persigue su uso recreativo. Por eso es importante hacer hincapié en la gran diferencia que hay entre una elaboración de productos controlados y supervisados por profesionales médicos y otros elaborados en la marginalidad.
Dentro de los propios derivados, por ejemplo el rosin va ganando adeptos ya que se le considera más 'puro' e incluso 'saludable' al no involucrar otros químicos en su elaboración. Y porque al ser un 'concentrado' los efectos en los consumidores son más intentos. Se han hallado productos de este tipo en los que la concentración de THC oscilaba entre el 39 y el 60%. Y cómo es sabido, semejante concentración puede aumentar no solo el riesgo de dependencia física y adicción sino que tienen más probabilidad de generar ansiedad, agitación, paranoia y hasta psicosis.
En este punto no se puede negar una evidencia: según encuestas recientes casi un 30% de jóvenes entre 14 y 18 años ha consumido marihuana al menos una vez. Esto es que tres de cada 10 adolescentes la ha probado. ¿Cómo enfrentamos, como padres, el consumo de los más jóvenes? Como te explicábamos aquí, especialistas como Amaya Prado, psicóloga educativa del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, señalan que lo peor es abordarlos en plan 'policía': "Hay que ir de otra manera. No vas a conseguir nada así, solo bloquear a tu hijo, que no sea sincero, o que quiera evadir el castigo que le vayas a aplicar", señala. Además, sugiere sustituir la confrontación por diálogo, la tranquilidad y, sobre todo, la empatía. "Se va a poner a la defensiva, se va a sentir pillado", considera Prado. "La actitud que tienes que tener es de comprensión, hay que entender que se sentirá avergonzado.".
En el mismo sentido, la psicóloga María Magdalena Orosan señala que lo ideal es atacar problemas de fondo como la dificultad para socializar. "Hay que ayudarles a superar sus problemas de relación con los demás porque de esta manera tendrán otro tipo de habilidades y menos inseguridades". Por otro lado, señala también que hay que inculcarles "creencias positivas que tengan que ver con la salud, con las consecuencias o los riesgos que conlleva la marihuana y que no es una sustancia inocua, sino que está asociada a riesgos cardiovasculares, perjuicios a nivel pulmonar o alteraciones en la función cognitiva... esto es, diferentes patologías tanto físicas como psíquicas"
Por último la especialista sugiere que “es importante que los padres revisen el clima en casa, el estilo de apego y que no sean padres autoritarios, que no nieguen la evidencia, pero que no normalicen el consumo de marihuana, tampoco el de tabaco y no sean ejemplo de ello."