En un limbo extraño: curados del coronavirus que no ingresaron, no se les hizo test y temen ser contagiosos

  • A pesar de las recomendaciones sanitarias, la incertidumbre pesa en algunas de las personas que pasaron la COVID-19 en casa, con síntomas leves o moderados, y sin pruebas

  • "Se supone que lo he pasado tras estar en cuarentena, pero ¿qué hago? ¿Me voy a la calle o a ver a mi suegra de 75 años si no sé si contagio?", se pregunta María Jiménez (51)

Existe un limbo. Un espacio en el que han quedado aquellos que, durante el pico más alto de la famosa curva, enfermaron con síntomas leves o moderados. Pasaron la fiebre, la tos y el malestar recluidos en sus hogares, en algunos casos con atención telefónica, pero sin pruebas ni recuentos oficiales que los incluyan. Estos enfermos se ven ahora, ya casi acabando el trance y en plena desescalada, en una incómoda encrucijada: ¿quién les hace un test que les asegure que ya no pueden transmitírselo a los suyos cuando se reencuentren? ¿Es suficiente con someterse a la cuarentena como les recomiendan en sus centros de salud? Hablamos con María Jiménez (51) y Rocío García (47), ambas en Madrid y en esta situación.

El 5% de los españoles, unos 2,3 millones de personas, ha estado contagiado por coronavirus SARS-CoV-2. Así lo determinan los primeros datos del estudio de seroprevalencia que ha realizado recientemente el Instituto de Salud Carlos III en colaboración con los ministerios de Sanidad y Ciencia e Innovación. Una muestra que permite conocer si el virus ha estado presente en el organismo, estima de manera aproximada cuándo, si aún se es potencial contagiador o si ya se ha desarrollado inmunidad; independientemente de si la persona ha presentado síntomas o no. El resultado, extraído de una muestra representativa de la población una vez superado el caos inicial en el que los tests PCR se reservaban para diagnósticos de casos graves, sugiere que nueve de cada diez casos de COVID-19 no se habían detectado hasta el momento.

"Me diagnosticaron por vía telefónica por mis síntomas: fiebre, tos, pérdida de olfato y de gusto, dolor muscular… Por la Seguridad Social, ni en hospital en urgencias ni en centro de salud, me hicieron nunca prueba. Ahora ya las hacen a los que tienen síntomas, pero a los que lo tuvimos hace dos meses o mes y medio, no. Eran momentos de crisis total. El médico que me atendió en urgencias tenía diez para todo el día y se los reservaba para los que estaban muy malitos", explica María Jiménez (51). Pero una vez pasada la cuarentena que le recomendaron y con la vista puesta en la incorporación a la actividad permitida entonces, como salir a comprar, el miedo a seguir contagiando se mantuvo presente.

María recurrió a lo privado: 110 euros para realizarse un mes después la prueba serológica, que determinaría si había anticuerpos del virus y si, como le preocupaba, seguía siendo portadora. Este test recoge información sobre dos tipos de anticuerpos: la IgM y la IgG. La primera aparece al principio de la infección y permite cuantificar en qué grado se da o si ya se ha superado. La segunda determina si ya estamos protegidos o inmunizados frente a nuevos ataques del virus -el problema respecto a esta en el caso de la COVID-19 es que, hasta la fecha, no se ha podido determinar qué duración tiene en el tiempo-. María dio positivo en ambos baremos."Traducción: estaba inmunizada pero tenía aún carga viral y, por tanto, podía contagiar. Así que a continuar aislada", explica. "Si sólo hubiera seguido las pautas oficiales del centro de salud, habría salido a la calle, pues había pasado el periodo de cuarentena de sobra y nadie me hizo más seguimiento al no tratarse de un caso grave", argumenta.

Con la proliferación de tests PCR que, ahora sí, llegan en mayor medida a centros de salud y hospitales para determinar si las personas sintomáticas (también en casos leves o moderados) están contagiadas, la percepción de sentirse en una especie de limbo extraño se acentúa en el caso de María. "Mi sensación es que los primeros que pasamos el COVID-19 estamos desatendidos. Entonces por el pico del caos donde se priorizaba a las neumonías e ingresos. Y ahora porque ya no nos toca y no se hace seguimiento a pesar de haber dado positivo en mi caso. Me gustaría que me confirmaran (esta vez por la Seguridad Social que llevo pagando 30 años), que mi IgM ya es negativo y no contagio. Pero no me corresponde".

Rocío García (47) se encuentra en una situación similar, pero con aún más incertidumbre. Es empleada del hogar y trabaja cuidando dos niñas pequeñas. A ella el punto álgido de malestar a causa de coronavirus también le coincidió con el desabastecimiento de tests. Pero su caso se complica y se alarga hasta hoy: "Aún tengo síntomas más leves y quiero saber si se me he resfriado o sigo con el virus y siendo contagiosa. Ante la duda, la solución que me ofrecen es que me vuelva a poner en cuarentena, sin contacto, hasta que los síntomas se me pasen del todo, pero no me hacen test. Me siento olvidada, descuidada, peligrosa...".