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El Gobierno ha puesto encima de la mesa en los últimos días varias medidas para aumentar la oferta de vivienda y estimular la construcción. Desde licencias exprés para promotores privados hasta la regulación de pisos turísticos, pasando por la concesión de créditos ICO. Como cada semana en 'MoneyTalks', Javier Ruiz analiza los planes para el sector inmobiliario del Ejecutivo, y también aborda las previsiones del BCE respecto a los tipos de interés.
Una de las medidas más comentadas de la semana ha sido el inicio de los trámites para eliminar los visados de oro, o 'golden visa', que otorgan el permiso de residencia a los extranjeros que realizan grandes inversiones en vivienda en España. Es un gesto simbólico, con gran impacto ideológico, teniendo en cuenta que chinos y rusos han sido los más beneficiados por este visado y que estos capitales muchas veces no son los más transparentes.
Sin embargo, su impacto en cuanto al precio de la vivienda será prácticamente nulo. En los últimos diez años se han concedido 11.464 visados de oro, que apenas son nada comparado con los 4,5 billones de euros que se necesitarían para comprar todas las viviendas de España.
La proliferación de viviendas de uso turístico sí tiene un impacto mucho mayor en el mercado inmobiliario. Tanto el Gobierno como los ayuntamientos se han percatado de que Airbnb está disparando los precios de los alquileres y perturbando la convivencia en los vecindarios. En muchas ocasiones todo lo que llega es un turismo barato de botellón. Por eso el Ejecutivo ha dicho basta. Va a poner topes y licencias para limitar la subida de precios y la degradación vecinal.
¿Cómo se puede regular este fenómeno brutalmente creciente? Se pueden establecer límites por ciudad, fijar condiciones inmobiliarias o, como se ha hecho en Nueva York, obligar al propietario a quedarse en la casa. Hay mucho disfraz en Airbnb. Por ejemplo, en Madrid hay 25.543 declarados, pero muchos no son realmente propietarios particulares, sino negocios corporativos de inmobiliarias que simulan ser individuos. El Estado no puede quedarse cruzado de brazos ante esto. Puede que haya cierta batalla con los ayuntamientos de cara a la opinión pública, pero terminará habiendo entendimiento para poner coto al fenómeno.
Otra medida muy interesante es la de dispensar licencias rápidas para los promotores que construyan vivienda social. El Gobierno se comprometió en campaña electoral a construir 180.000 vivienda para alquiler a precios asequibles, para lo que necesita contar con la iniciativa privada. Lo cierto es que cualquier ayuda es bienvenida y todas las manos son pocas ante la magnitud del problema que supone la vivienda social. No debería haber trabas mientras sea rentable tanto para el constructor como para la sociedad.
También estarán disponibles a mediados de mayo los créditos ICO para el pago de la entrada de la compra de un inmueble para jóvenes. Hasta ahora, el banco te daba el 80% del valor del crédito y tú tenías que pagar el 20% restante. Estos créditos cubren este porcentaje, aunque no son exactamente un préstamo, sino un aval. Es decir, si no los pagas tú los paga el Estado. Al final esta medida es más crédito y más intereses, más apuro porque te lastra durante más tiempo. Hay una segunda línea de crédito, menos conocida pero quizás más impactante, que son los créditos ICO al promotor, que ofrecen 2.400 millones para construir vivienda.
En cuanto a los tipos de interés, ahora sí podemos decir que vamos a salir de la sala de la espera. Teníamos una mala perspectiva de subidas de tipo, la más alta de los últimos 20 años, pero el BCE ya ha anunciado que a partir del 6 de junio empezarán a bajar. Esto significa que también bajará el Euríbor. De hecho, ya está bajando. Se espera que termine el año en el 3,3% de media y el año que viene baje al 2,4%.
En conclusión, se están haciendo cosas, algunas más acertadas y otras menos, para intentar resolver el gran problema de oferta de vivienda que hay en España. Hay mucha gente y pocas casas. Necesitamos abastecer de vivienda y eso hay que hacerlo con todas las opciones posibles. Aquí da igual la ideología, lo que importa es la economía. Puedes ver la charla completa con Javier Ruiz en el vídeo.