Javier Ruiz, sobre el coste del cambio climático: “No invertir ya es un suicidio económico”

El aumento de las temperaturas y los fenómenos atmosféricos extremos están teniendo un gran coste económico que en los próximos años va a ir a más. El impacto en el PIB mundial podría ser del 19% en 2049. Como cada semana en 'MoneyTalks', Javier Ruiz se arma de datos para explicar por qué la factura del cambio climático es algo serio y el problema no puede ser ignorado por más tiempo.

Los daños derivados de los fenómenos climáticos van a conllevar unos costes espectaculares, tal y como predice un estudio publicado por 'Nature' de investigadores del Instituto de Investigación del Impacto Climático de Potsdam (Alemania) que estima que la economía mundial está abocada a una reducción media de ingresos del 19% a mediados de siglo. El coste directo alcanzará los 38 billones de dólares de aquí a 2050, aunque en el peor escenario posible podrían alcanzar los 60 millones, o los 19 según las previsiones más optimistas.

Es más caro no actuar que prevenir

En cualquier caso, siempre será más caro no actuar que prevenir. El impacto de no hacer nada ya superaría en seis veces el coste de limitar el calentamiento a 2 grados centígrados aprobado en el Acuerdo Climático de París. Lo lógico sería empezar a tomar ya medidas. El problema es que hay que pagarlas ya, pero los beneficios llegarían más tarde. Sin embargo, no invertir ya en esto es un suicidio económico

No podemos obviar que la factura del cambio climático, además de abultada, también es injusta. Es decir, son los países pobres los que más van a sufrir, mientras que los más ricos, que suelen estar al norte, serán menos afectados. España sale de las peor paradas. Observando el mapa del daño económico, nos situamos en una franja muy afectada, de modo que los efectos del cambio climático reducirán nuestra renta media un 18% en 2050. Y dentro de nuestras fronteras habrá comunidades autónomas que sufran más con este aumento de las temperaturas, concretamente las más pobres y dependientes del cultivo y la agricultura: Andalucía y Extremadura.

En qué consiste la factura climática

Pero ¿de qué hablamos cuando hablamos de factura climática? Los costes son múltiples. En primer lugar, los daños ocasionados por los fenómenos meteorológicos extremos, como súper-tormentas, granizadas desproporcionadas o incendios forestales. Solo en la UE nos hemos gastado 5.000 millones de euros en reparar los daños de estos fenómenos claramente relacionadas con el cambio climático.

Otro coste asociado es el de los seguros. Las compañías aseguradoras son tan conscientes de que la tendencia hacia una climatología extrema cada vez es más alcista que los precios no han dejado de crecer desde finales del siglo pasado. Este tema plantea un interesante dilema moral: ¿Debe el Estado asegurar la casa de alguien que ha construido en una zona sensible? La respuesta lógica, en términos de empatía es que sí, porque moralmente no puedes dejar tirado a nadie en su peor momento, pero desde un punto de vista económico es reconocer que hay un incentivo para seguir construyendo en zonas de riesgo, zonas en las que ninguna compañía privada aseguraría. Y eso es lo que está pasando, que muchas aseguradoras están declinando cubrir zonas con altas posibilidades de catástrofe climática.

Más costes: desde los desplazamientos de población al empobrecimiento de las cosechas. La producción del aceite de oliva cayó el año pasado a la mitad, y este año ha caído otro 24% debido a las altas temperaturas. Y cuando llueve, lo hace tan torrencialmente que arruina las cosechas. Es cierto que se están dando pasos en la dirección correcta para evitar el desperdicio de agua y modernizar el rendimiento de los cultivos. La pregunta es si se está haciendo a la velocidad adecuada o vamos arrastrando los pies.

El próximo desastre inmobiliario

Otro asunto es que el indica 'The Economist', que vaticina que el próximo desastre inmobiliario es el del cambio climático. Inundaciones, granizadas, incendios... van a comerse el 9% del valor del mercado inmobiliario global. Eso son 25 billones de euros. Por ponerlo en contexto, España tendría que estar trabajando prácticamente 18 años para pagar solamente esa factura.

El problema es de tal dimensión y de tal urgencia que no se puede cerrar los ojos ni negar la solución. Quienes lo niegan lo hacen intencionadamente y a mala fe. ¿Y qué pasa con la concienciación ciudadana? No es verdad que las acciones individuales no suman. Cada uno de nosotros pesa. Grano a grano se hace granero. Esto es como cualquier cosa en la vida, el sacrificio hoy va a dar réditos mañana. Puedes ver la charla completa con Javier Ruiz en el vídeo.