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Pedro Casablanc es un hombre poliédrico. A sus 57 se está preparando para interpretar 'Torquemada', de Benito Pérez Galdós, y entre ensayo y ensayo ha podido detenerse un momento para reflexionar sobre la vida, la madurez y lo bien que saben los años para la sección "Palabra de Boomer" de Uppers. ¿Qué opina del 'sex appeal'? ¿Y del edadismo? ¿Cómo lleva su vida sentimental?
Pedro Casablanc no es Pedro Casablanc. El mote de Pedro Manuel Ortiz Domínguez viene de la capital de Marruecos, donde el actor nació y pasó los primeros años de su vida antes de mudarse a Sevilla y comenzar sus estudios de Bellas Artes.
Aquella etapa la recuerda Casablanc con cariño pero, con el paso del tiempo, también como el origen de su baja autoestima. "Era menos feliz que ahora. He sido siempre un poco torturado de más. He tenido una autoestima baja porque he sido un niño al que se le ha exigido mucho, con estas formas de educar de nuestros padres que lo hacían lo mejor que lo sabían pero si te comparaban con otro por las notas que él había sacado y tú no te estaban destrozando tu autoestima. Al final me la he ido creando poco a poco y ahora, si me quitas mi propia máscara te encontrarás que debajo hay otro actor", comenta.
En su dilatada carrera, Casablanc se ha transformado en innumerables personajes. Desde Bárcenas en 'B, la película' hasta el padre del héroe Superlópez, así como en sus obras de teatro, ha desprendido un aura especial, un sex appeal del que, sin embargo, nos cuenta que nunca ha hecho uso.
"Lo del sex appeal no me lo he creído nunca. Cuando más lo necesitas no sabes dónde está. Ojalá fuera yo Casanova. El sex appeal forma parte del mito del actor, de la leyenda. Muy pocas veces he hecho uso de él. Es necesario, como el ego, para hacer teatro. Es una herramienta de trabajo. Mi propio yo es lo que subo al escenario", confiesa.
"Lo que más me gusta de cumplir años es la experiencia, el haber perdido el miedo a la vida", nos cuenta. "El tener la constatación de que esto es así y así va a seguir siendo a no ser que haya una contingencia que te saque de esa línea. Ya sé manejar esto, ya sé de qué va la vida y eso empieza a los 45 o 50 y no hay que tomárselo tan en serio, hay que disfrutar más. Una tranquilidad tremenda me da lo de cumplir años. Y seguridad, por no tener la autoestima baja como la tenía antes".
La veteranía, palabra que a Casablanc le suena como a 'coñac', le llegó a partir de los 40. Antes ya había tenido hijos, "pero no era todo lo feliz que aspiraba a ser", nos dice. "Me lo había propuesto: a partir de los 40 tengo que cambiar. Si me va a venir una crisis existencial no quiero darme cuenta, quiero pasarla rápido. Me vino, pero a partir de ahí empecé a disfrutar del reconocimiento y conocí a mi mujer actual…".
Durante la conversación, Casablanc no escatimó en derrochar cariño para su mujer, Sara Illán, con quien lleva a rajatabla el lema "We can do it" (podemos hacerlo). "Si no es porque estamos juntos no lo hubiéramos conseguido. Ella me ayuda en todo. Hace posible que pueda estudiar un texto, me hace la vida fácil, me ha aguantado muchas neuras de actor. Soy un hombre consentido por mi mujer, mimadísimo, y yo intento mimarla todo lo que puedo, pero no sé si estoy a la altura", reflexiona.
Preguntado por un 'momento de felicidad inadvertida', esos pequeños chispazos que llegan de repente y te hacen sentirte en paz por un momento, Casablanc lo tiene claro: "Cuando en una noche de agosto suenan los grillos y huele a galán de noche estalla una tormenta y empieza a oler a tierra mojada".
Por último, el actor también quiso dejar un mensaje para aquellos que se siente discriminados de alguna manera por la edad. "Enamoraos. Ese es mi consejo. Hacer que el amor renazca. Ir a tomar el sol (con protección), besad, abrazad , apagad los móviles, id al mar. Y dejar vivir. Preocúpate por vivir tú. Vive y deja vivir".