Un teléfono, láminas de ballenas y un cómic de Tintín. Nos adentramos en la casa del escritor Antonio Muñoz Molina, marido de la también escritora Elvira Lindo, para descubrir, entre libros y discos, el lugar donde se han gestado la mayoría de las novelas de ambos. Le pillamos sentado en su ordenador y nos confiesa, mirando su bola del mundo, el viaje que tiene pendiente, el lugar en el que le gustaría escribir un libro, la travesía que más le inspiraría.
Nacido a mediados de los 50 y miembro de la Real Academia Española desde 1996, Muñoz Molina reconoce haber tenido la suerte de publicar durante la Democracia lo que le ha dado libertad. "A diferencia de las generaciones anteriores tuve acceso desde muy joven a casi cualquier libro, pude viajar, me resultó más fácil estudiar idiomas. Y además siempre he escrito lo que me ha dado la gana".
Si hay algo que le define es la valentía, la que ha tenido para dejar proyectos que iban a funcionar y le compensaban económicamente, pero no le llenaban, o para seguir con libros que probablemente no iban a gustar a la crítica. "Es muy fácil reírse del que hace algo (…) en España todo el mundo es muy listo para despreciar. Hay que tener la valentía de cometer errores".
Hablando de literatura, reconoce que lo más importante es tener a alguien al lado que sea capaz de juzgarte sin una dureza destructiva pero tampoco que te alague. En eso, Elvira y él forman el tándem perfecto. "Tanto ella como yo esperamos a tener algo un poco sólido para enseñarlo". Descubre la entrevista completa en el vídeo (dale al play).