Oriol, Carmen y su hijo Leo, vuelta al mundo en un velero: “No hay fechas ni horarios, solo disfrutar”

  • Oriol, Carmen y su hijo Leo vivirán y viajarán en el 'Forquilla' para conocer el mundo "de punta a punta"

  • Hace tiempo que decidieron dar un giro a sus vidas y comenzaron a vivir en el barco. Ahora sueltan amarras

  • Les hace especial ilusión ser autosuficientes y conocer todo tipo de culturas

Carmen, Oriol y Leo están a punto de cambiar su vida para siempre. No será la primera vez que lo hagan, pues ya en el pasado apostaron por dejar todo atrás para vivir en un barco. Pero ahora darán un paso más y su casa no estará amarrada a puerto sino que comenzarán una vuelta al mundo que tiene fecha de inicio, el 27 de abril, pero no de fin.

Oriol y Carmen trabajan en la industria del cine y la publicidad. Él es operador de cámara y ella realiza labores de dirección, pero su pasión es viajar y conocer mundo. Ahora se han propuesto hacerlo a lo grande y acompañados del pequeño Leo, su hijo de casi dos años, que será el tripulante más joven del Velero Forquilla, un Jeanneau Sun Odyssey 45.2, en esta aventura que está a punto de comenzar.

No será una vuelta al mundo como las que muchos pueden tener en la cabeza. Oriol, Carmen y Leo vivirán y viajarán en el Forquilla, pero con idea de recorrer también por tierra todos aquellos rincones del planeta que consideren interesantes o les llamen la atención. No hay horarios, no hay fechas fijadas, sólo hay un sueño y el tiempo que haga falta por delante para cumplirlo. 

Lleváis años preparando este viaje, pero, ¿recordáis cuándo y cómo surgió la idea?

La idea le surge a Ori, que era más de montaña que de mar, pero el miedo que le causaba el gran azul siempre lo mantenía intrigado. Un buen día decidió enfrentarse a él y empezar a navegar. Se enamoró del mar y luego de mí. Más tarde me explicó que quería dar la vuelta al mundo a vela. Yo tardé 10 segundos en apuntarme a ese plan.

¿Qué os hizo plantearos este cambio de vida?

La verdad es que en general somos muy inquietos, siempre intentamos salir de nuestra zona de confort e ir pasando pantallas del gran videojuego que es la vida para no caer en que pasen los años sin que nos demos cuenta. Estamos muy metidos en una sociedad de consumo muy bestia y para mantener el ritmo hay que trabajar mucho. Eso casi te obliga a renunciar a criar a tu hijo y no queríamos. Luego, una cosa va llevando a la otra y un día decides que ya no quieres vivir más así.

¿Entendéis que haya gente a la que le parezca una locura?

Sí, claro. Nos crían desde que tenemos cuatro meses explicándonos que la tarea de los adultos es trabajar y la de los niños, estudiar y estar en un aula casi el 100% de su tiempo. Al final es normal que creamos que el único sentido de la vida es el trabajo. Si nosotros un día salimos de la burbuja, nos exigimos algo más y lo conseguimos, es normal que parezca una locura.

Hace 100 años nos habría parecido una locura pensar que podríamos pedirle a la IA que hiciera nuestro trabajo y aquí estamos. Que no sepamos verlo no quiere decir que no sea lo más sensato. Estamos aquí para vivir, experimentar y disfrutar la única cosa valiosa que realmente tenemos: el tiempo.

Nos crían desde que tenemos cuatro meses explicándonos que la tarea de los adultos es trabajar y la de los niños, estudiar y estar en un aula casi el 100% de su tiempo. Es normal que esto parezca una locura.

Oriol y Carmen tienen en la cabeza una aventura alrededor del mundo, pero eso no significa que vayan a renunciar a sus trabajos o a sus familias. Allá donde estén pueden hacer un parón para atender a un proyecto profesional o para ver a sus seres queridos. No quieren estar atados a un guión establecido y, además, su trabajo en la industria cinematográfica seguirá una parte importante del sustento de esta aventura.

Imagino que uno de los grandes condicionantes es el tema económico: ¿Cómo se organiza un presupuesto para un viaje así?

Hemos ahorrado durante muchos años, no gastamos mucho en líneas generales, y hemos trabajado mucho para ello. Además, seguimos cogiendo proyectos de forma puntual y gracias a los patrocinadores del proyecto, se nos han abaratado mucho los costes de llevar a cabo un proyecto así. En general la clave ha sido gastar lo mínimo.

Además, hay mucha gente que utiliza el propio barco para hacer alquiler al turismo allá donde estén, con excursiones, etc. Nosotros no queremos renunciar del todo a nuestro trabajo porque nos gusta, pero no queremos que sea lo único que tenemos, simplemente eso.

Entiendo que no se trata de vivir en el mar sino de aprovechar el mar para vivir en el mundo entero.

Exacto, el barco es un medio para un fin y no un fin en sí mismo. La idea es conocer el mundo de punta a punta y empaparnos de los diferentes colores, idiomas y culturas que encontremos, sobretodo pensando en Leo.

¿Cómo os habéis preparado para esta aventura tanto a nivel de aprendizaje como psicológica o físicamente?

Hemos hecho todo tipo de formaciones, desde sacarnos los títulos náuticos, cursos de primeros auxilios, de supervivencia en el mar, de buceo, de apnea... Hemos hecho prácticas con Salvamento Marítimo, un poco todo lo que se nos ha ocurrido. Y, sobre todo, hemos navegado mucho para conocer el barco hasta el último tornillo.

La parte positiva es que vivir en un barco ya te prepara física y psicológicamente, sobre todo con un peque. Nunca habíamos estado tan fuertes en todos los sentidos.

El proyecto empezó siendo sólo de dos pero ahora sois tres, ¿cuánto ‘condiciona’ la presencia de un niño?

Principalmente nos condiciona a nosotros a la hora de ser precavidos. No estamos dispuestos a correr riesgos si Leo está abordo, está claro. Así que todos los pasos que damos son firmes y se basan en decisiones más que pensadas y repensadas. 

¿Qué cambios habéis hecho para adaptar vuestro sueño?

¿Respecto a Leo? No ha habido ningún cambio porque siempre tuvimos en mente que queríamos sumar a Leo a la tripulación, por lo que ya desde un inicio se proyectaba así. Nuestro sueño es enseñarle el mundo sin prejuicios, que aprenda a respetar la naturaleza y a todos los seres vivos, que no piense que los animales viven en un zoo para uso y disfrute personal, cambiar la base de pensamientos tan instaurados desde niños en nosotros por otros que tengan más que ver con el mundo en el que vivimos.

El Velero Forquilla zarpará el 27 de abril desde Port Balís de San Andrés de Llavaneras, en la Comarca del Maresme. Ahí echará a andar la aventura de Carmen, Oriol y Leo. Lo que no tienen claro es cuándo va a terminar. Saben que quieren recorrer todo el mundo así que no se han puesto una fecha de vuelta. Eso les encanta.

Tenéis fecha de salida pero no de regreso, ¿no os da vértigo?

Al contrario, nos produce un placer enorme tener libertad de decisión en todo momento. No es que tenga que ser obligatorio seguir, está en nuestra mano acabar el proyecto cuando consideremos y eso te da mucha paz

¿Cómo afrontáis la educación de Leo durante esta etapa de su vida?

De momento tiene menos de dos años, le quedan más de cuatro para empezar la escolarización obligatoria, por lo que es algo a trabajar más adelante. Aún así, estamos estudiando distintas opciones. No es que queramos que nuestro hijo sea un analfabeto ni vaya por detrás de sus futuros compañeros. A día de hoy va muy avanzado para su edad en muchos aspectos y arrasa con la psicomotricidad fina. No hay nadie tan motivado como unos padres que pasan todo el tiempo con su hijo para que se produzca el aprendizaje de una forma natural. Y un niño pegado a sus referentes tiene unas ganas de aprender inusuales. Quizás simplemente todo esto sea irrelevante y es que Leo es un fenómeno, porque nos lo pone muy fácil. De lo que estamos seguros es que la educación no va a ser un problema.

La educación de Leo no va a ser un problema. No va a ser un analfabeto ni va a ir por detrás de sus futuros compañeros. Estamos viendo distintas opciones aunque le quedan más de cuatro años para la escolarización obligatoria

¿Qué es lo que más miedo os da?

Lo más obvio, que es ponerte grave en medio de la nada y que no haya nadie cerca que pueda ayudarte. Para esto existe el servicio de radioasistencia y que lleves a bordo todo lo que puedas necesitar a nivel médico. Aún así, siempre puede ocurrir algo que escape de tu control.

¿Y lo que más ilusión os hace?

Ser autosuficientes y todo lo que hemos comentado sobre Leo, es un folio en blanco y vamos a pintar el mundo desde esa inocencia.

¿Qué es lo que más vais a echar de menos?

Ver con tanta frecuencia a familia y amigos, aunque trabajaremos para verles todo lo que podamos. Si dijésemos que no nos da pena dejarles tendríamos algún tipo de psicopatía o algo así. Pero la realidad es que vendremos a verles, vendrán también, y con el mundo de la videollamada hoy estamos más conectados que nunca.

El plan no es irnos para siempre, así que todos entendemos que no es un adiós sino un 'hasta luego'. Tampoco tendría mucho sentido vivir una vida diferente simplemente por echar de menos. A veces echar de menos es valorar lo que uno tiene y cogerlo con más ganas cuanto vuelves.

¿Tenéis algún lugar al que queráis ir sí o sí?

La Polinesia Francesa nos apetece muchísimo. Tenemos muchas, muchas ganas de ir.

No es una vuelta al mundo sólo por mar, también queréis conocer los lugares por tierra. ¿Cómo se afronta esta parte? 

Queremos pasar mucho tiempo en cada sitio y conocerlo a fondo. No estamos cosidos al barco, tenemos piernas y el mundo está lleno de medios de transporte, por lo que la idea es aprovecharnos de ello y recorrer tierra adentro.

¿Es complicado a nivel burocrático un viaje así? Papeles, visados, pasaportes, vacunas…

En realidad, para nada. Supongo que juega un papel importante la facilidad que tenemos al ser ciudadanos europeos, no sé cómo será para gente de otros países, pero en realidad, como vas lento, puedes ir sacando con tiempo los visados. Las vacunas ha sido tan fácil como ir al Hospital Clínico de Barcelona, pedir cita en el área de medicina internacional y explicarles nuestra ruta. En el mismo día teníamos puestas todas las vacunas que necesitábamos y solo nos faltan un par de recordatorios que haremos en los próximos meses. 

No estamos cosidos al barco, tenemos piernas y el mundo está lleno de medios de transporte, por lo que la idea es aprovecharnos de ello y recorrer tierra adentro

¿Cómo es la convivencia en un lugar tan pequeño y del que habrá momentos en el que no podréis salir durante días?

La verdad es que nos lo preguntan mucho, pero debe ser que tuvimos mucha suerte eligiendo a nuestros compañeros de viaje porque la convivencia es genial. Nos encanta hablar y pasar tiempo juntos, respetamos mucho nuestros tiempos y la personalidad de cada uno. Somos muy felices juntos

¿Cómo se llevan las discusiones?

A veces discutimos, claro, pero tenemos una política muy estricta de hablarlo todo e intentar sumar en vez de restar, por lo que en cuestión de minutos arreglamos lo que haya pasado y a seguir.

¿Y la soledad? Ahí no hay sitio para estar un rato solo, sin nadie…

Cuando estás tan en sintonía con tu familia, puedes encontrar la soledad en compañía. Nos respetamos y nos dejamos libertad para seguir lo que uno necesita, no es tan complicado. Justo delante tienes el océano para sumergirte en tus pensamientos por el tiempo que quieras.

Vais a estar solos los tres, ¿crees que vais a echar de menos socializar con más gente?

Vamos a estar con mucha más gente de la que pueda parecer. Insistimos en que la idea es viajar y conocer, no estar aislados del mundo. Somos muy sociables y no vamos a renunciar a esa parte.

¿Creeis que puede aparecer algún lugar en el que os apetezca quedaros a vivir?

Nunca se sabe.

¿Qué esperáis aprender de este viaje?

Volver a conectar con las cosas realmente importantes de la vida. El viaje ya ha empezado, porque en el momento en el que eres consciente, tu cabeza ya empieza a trabajar 

¿Qué va a ser lo último que hagáis antes de soltar amarras?

Una gran fiesta de despedida en el Port Balis. Para quien quiera venir, de 16.00 a 18.00, momento en el que soltaremos amarras y empezaremos la vuelta al mundo.