Arcadi Navarro, experto en alzhéimer: "Un 40% de los diagnósticos podría evitarse"

La enfermedad de Alzheimer es uno de los principales problemas sanitarios de nuestra sociedad y la principal causa de demencia. Afecta a aproximadamente un millón de personas en España, una de cada diez de más de 65 años y un tercio de las personas mayores de 85. Cada año se diagnostican aproximadamente unos 40.000 nuevos casos. Y no tiene cura. Aún no existe ningún tratamiento que revierta el proceso de deterioro cognitivo y de destrucción de la memoria que supone, pero sí que ya es posible detectar la enfermedad incluso antes de que aparezcan sus síntomas más precoces.

 La Fundación Pasqual Maragall trabaja diariamente en prevenir el alzhéimer y retrasar la aparición de los primeros síntomas, con el objetivo de conseguir un mundo sin esta enfermedad. Hablamos con el catedrático de genética Arcadi Navarro, director del centro de investigación de este organismo, sobre los avances que está habiendo en la investigación del alzhéimer.

¿En qué punto estamos en la lucha contra el alzhéimer?

Se estima que esta es una enfermedad que en España afecta a más de un millón de personas en España, pero eso es un error de concepto, porque en realidad no afecta a una persona sino a una familia, porque esa persona va a tener una dependencia y va a necesitar cuidados. Hablamos de una pandemia estructural enorme que estamos viendo venir según envejece la población. Afortunadamente estamos en un gran momento de cambio, aunque el camino será duro, será largo y requerirá mucho talento e inversión. Pero al final es un camino que nos llevará a vencer la enfermedad.

¿Qué otros avances hay en curso para la prevención de la enfermedad?

Ya se han desarrollado técnicas de biomarcadores que permiten con una analítica hacer detección precoz, cuando los síntomas aún no están. Desde antes de 15 o 20 años des sufrir la enfermedad uno ya puede tener una analítica que le diga que está en riesgo, igual que el colesterol. Detectar ese riesgo puede permitir actuar y abrir mucho la ventana terapéutica en las que se pueden hacer intervenciones.   

¿Cuándo estará disponible el test de sangre?

En EEUU ya hay compañías que lo están sacando directamente al consumidor. Esto a mí me parece un error porque debería hacerse en otro contexto, pero al sistema de salud español terminará llegando más pronto que tarde. Es cuestión de unos pocos años, no de uno pero tampoco de cinco. El siguiente paso a aprobar los fármacos es aprobar estos test de sangre, porque serán la manera de saber si hay que recetar los fármacos o no.

¿Qué papel juegan factores ambientales, como la dieta o el estilo de vida, en el riesgo de desarrollar Alzheimer?

En los últimos años se ha demostrado que lo que es bueno para nuestro corazón y nuestra salud cardiovascular también es bueno para nuestro cerebro. Hay toda una serie de factores de riesgo que son controlables y que tienen que ver con la dieta, con no fumar, no beber alcohol, el control de la diabetes, de la hipertensión... Cuidar todos esos factores va a contribuir a mejorar nuestra salud cerebral. En la Fundación Pasqual Maragall calculamos que entre un 30 y un 40% de los diagnósticos anuales se podría evitar controlando los factores de riesgo.

En cuanto al tratamiento, ¿qué terapias hay en desarrollo?

Después de décadas de investigación empiezan a aparecer algunos fármacos que pueden modificar el curso de la enfermedad. No curarla pero sí frenarla, de la misma forma que una quimioterapia te ayuda a alargar la vida si tienes un cáncer. En EEUU ya hay uno, en Europa puede haber más. Hemos empezado el camino de la detección precoz, de la intervención no farmacológica y de la farmacológica, lo que nos acerca a un mundo en el que nadie tenga que ser diagnosticado de alzhéimer, a que la enfermedad desaparezca por la vía de la detección precoz.

¿Cuándo estarán disponibles estos fármacos para el público general?

En cuanto la EMA (Agencia Europea de Medicamentos) lo apruebe podría tardar entre uno y dos años en llegar a los sistemas de salud. En España, si se aprueba en 2024, para 2026 ya se podría estar recetando. Por ponerlo en contexto, ahora estamos como estábamos hace 30 años con la esclerosis múltiple y apareció el interfenón. Ese fármaco no se le daba a todo el mundo, y este se le podrá dar al 3 o 5% de las personas diagnosticadas. Eso puede parecer poco pero es mucho, porque una vez abierto ese camino en unos años acabaremos teniendo un gran arsenal de herramientas para combatir el alzhéimer.

¿Cómo están contribuyendo las nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial, a la investigación?

En el centro de investigación de la fundación ya trabajamos con algoritmos de inteligencia artificial que nos ayudan. Nosotros mismo hemos desarrollado uno que permite medir la edad cerebral, no la cronológica sino la biológica. Hoy la IA está presente en cualquier proyecto de investigación que requiera manejar muchos datos, incluso hasta el diseño de fármacos.

¿Qué papel juega la genética en el desarrollo del alzhéimer?

Todo el mundo habla del Alzheimer como si fuera una sola cosa, una sola enfermedad, pero en realidad hay muchas formas distintas. Por ejemplo, lo que llamamos el alzhéimer familiar, que sería solamente un 1% de los casos. Son formas de manifestación muy tempranas, alrededor de los 50 años, y son causadas por unas mutaciones hereditarias. Sin embargo, en el 99% de los casos se trata de una enfermedad compleja, multifactorial, en la que la genética juega un papel, pero no determinante. De hecho, puedes tener un perfil de alto riesgo y no llegar a padecer la enfermedad, porque también hay en juego factores ambientales y de estilos de vida que evidencian lo diverso que es el origen de la enfermedad.

¿Cuál es la reacción del paciente cuando se le diagnostica la enfermedad?

Yo creo que ahí como sociedad estamos fallando. Nuestro sistema sanitario, de protección social, es muy incompleto. Estamos permitiendo que personas que han recibido el shock del diagnóstico se vayan a su casa sin ningún tipo de ayuda psicológica o técnica. Al contrario que pasa con otras enfermedades en las que cuando sales de la consulta tienes un psicólogo que te ayuda a gestionarla, como en el cáncer infantil, esto no ocurre con el alzhéimer. Y hay mucha diferencia entre tener cierto soporte -como. por ejemplo. orientar sobre a quién contactar para que lees ayuden legalmente a hacer la solicitud de dependencia- y no tenerlo.

¿Qué nos depara el futuro en la lucha contra el alzhéimer? ¿Qué se necesita?

Algo que no ha pasado nunca en la historia de la humanidad es que las personas le hayamos dado un problema a la ciencia que esta no haya resuelto. La ciencia nunca falla. Es un método de progreso infalible. Ahora bien, la ciencia necesita talento y recursos. La única manera de eliminar el alzhéimer de la faz de la tierra es hacer más y mejor ciencia. Y a eso nos dedicamos nosotros.