Esta semana hemos conocido el último informe Pisa que dice que España ha sacado sus peores notas en ciencias y se ha estancado en matemáticas. Prácticamente al mismo tiempo, la ex alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, ha presentado su libro 'A los que vienen' (Aguilar). Una voz de 75 años hablándoles a los más jóvenes, a los centennials e incluso a los primeros 'preadeolescente' de la generación T. En medio, los boomer, los X y los millennials.
La primera reflexión de Manuela es sobre el sexo. Sobre el tabú. Sobre lo poco que se habla y, cuando esto sucede, lo mal que se explica. Usa la ex alcaldesa el sexo como ejemplo de lo fácil que sería mejorar la inclinación de los más jóvenes hacia el estudio si derribáramos silencios. Y es ahí donde aparece la carta. Carlos III, 1738, a sus padres. En el texto el por entonces rey de Nápoles, con solo 22 años, relata a sus progenitores con todo lujo de detalles cómo han sido sus primeros encuentros sexuales con María Amalia de Sajonia, con la que acaba de casarse.
"Más tarde, a las tres de la mañana, volvía empezar y derramamos los dos al mismo tiempo", le cuenta el bueno de Carlos III a sus padres como quien habla de cómo está el clima. Carmena reflexiona, ¿por qué no aparece en los libros de texto de secundaria una historia como esta? "Siempre me ha extrañado mucho que los procesos educativos omitan el aprendizaje sobre uno mismo", dice Manuela. Esa es su principal demanda. No negar a los niños y a los adolescentes el aprendizaje de las cosas reales que les pasan. Sean físicas o espirituales. Ahora que se habla tanto de los modelos de masculinidad tal vez es el momento de que el sistema educativo ayude a enseñar a los niños (sí, especialmente a los varones) a llorar con naturalidad y sin temor. Y a que digan que están tristes cuando lo estén. Y a que digan que están contentos cuando sea el caso. Y a que hablen de emociones, sentimientos. Y también del placer físico, por supuesto.
Con la naturalidad con la que Carlos III habla a sus padres les habla Carmena a los jóvenes. "Los hombres sienten el orgasmo cuando descargan el semen a través del pene. Las mujeres, no. Las mujeres sentimos el orgasmo a través de la excitación del clítoris, por medio de la penetración o por otros medios. Por eso las mujeres nos podemos masturbar acariciándonos con los dedos. Ya habréis notado el gusto que puede dar. A todo hay que aprender". Esta es Manuela Carmena diciéndole a las chicas que en lugar de miedo se armen de inteligencia y de amor propio. Diciéndoles a las chicas que su placer es tan importante como el de los chicos. Y que si no lo alcanzan deben exigirles a ellos que se esfuercen más. Y si esa 'carta a todas las chicas' con la que termina el libro la lee un chico, que se dé por aludido. Que se pregunte cosas. Y que el sistema educativo (que empieza en casa y sigue en las aulas) le guíe a encontrar las respuestas adecuadas. Que no le imponga sordinas ni velos ni mordazas. Que no le imponga modelos ni tabúes.
Así habla Carmena sobre sexo a los jóvenes de hoy. A sus 75 años, con una cercanía, naturalidad y transparencia con la que, seguramente, todas esas generaciones que hay entre ella y su púber audiencia no han hablado jamás. El diálogo es entre Carmena y los jóvenes. Pero el mensaje está ahí para cualquiera. Un regalo para los que piensen, "ojalá me hubieran hablado así con 15 años". No pasa nada, el momento es ahora. Escucha y transmite.
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