'The Dark Side of the Moon': el viaje a la locura de Pink Floyd que se convirtió en uno de los discos más influyentes de la historia

  • En 1971 Roger Waters empezaba a hablarles al resto de la banda de la idea que tenía para una pieza conceptual sobre 'cosas que enloquecen a la gente'

  • El álbum, el octavo en la discografía de los londinenses, se convirtió en uno de los discos más influyentes de todos los tiempos

  • 'Pink Floyd & The dark side of the moon', un exhaustivo volumen publicado por La Cúpula celebra el reciente 50 aniversario de la placa

Habían pasado ya cuatro años desde que Syd Barrett se perdiera en los meandros de su propia mente, pero el resto de los Pink Floyd seguían arrastrando la tristeza y la culpa de haber tenido que dejar atrás a su fundador y líder. El deterioro mental de Barrett fue especialmente doloroso para Roger Waters, que había sido su amigo desde la infancia. De cierta manera, Syd se convirtió en el leitmotiv de gran parte de la música que haría la banda hasta su separación. Pero a principios de los 70, Waters tenía claro que necesitaba hacer todo un álbum, una 'pieza conceptual continua', sobre aquellas cosas 'que enloquecen a la gente'.

'The dark side of the moon' fue ensayado en un almacén de lo Rolling Stones y grabado en el estudio de los Beatles, es decir en Abbey Road. En realidad poco tenía que ver con cualquiera de las dos bandas más exitosas de Gran Bretaña. Eso es por que Pink Floyd tenía poco que ver con cualquier otra cosa. Su propio nombre se lo debían a dos músicos de blues, Pinkney Anderson y Floyd Council, pero aunque habían partido en 1964 como parte del seísmo global causado por los de Liverpool, pronto la creatividad anegada de LSD de Barrett -llegó a tomar ácido unas diez veces al día con lo que del poco dormir y el mucho soñar se le secó el cerebro, de manera que vino a perder el juicio- los llevaría por derroteros ignotos en los que se vislumbraban gatos, espantapájaros, gnomos, bicicletas y cuentos de hadas. Eso fue 'The Piper at the gates of dawn' ('El flautista a las puertas del alba'), su primer disco, nacido como el Srg. Pepper de los Beatles en plena eclosión psicodélica, en 1967.

Para comienzos de los 70, sin embargo, Waters y Gilmour habían tomado la posta del desgraciado Barrett, y habían ido intercalado sus propias creaciones en la discografía de la banda. Fue entonces cuando Waters propuso hacer lo que se convertiría en la obra maestra del grupo, y en la que, por primera se pondría la frente de las letras. Quizá por eso fue también el disco en el que empezaron a materializarse las tensiones entre él y Gilmour que acabarían con otra de esas enemistades legendarias del rock. Pero esa es otra historia.

Lanzamientos

Para comienzos de 1972 la banda ya tenía una versión en vivo del álbum y de hecho la tocaron completa en concierto ese mismo año, antes siquiera de grabar el disco, que sería lanzado finalmente en marzo de 1973. El estilo de 'The dark side of the moon', que de alguna manera intelectualizaba la psicodelia y la impronta lisérgica de Barrett, fue un bombazo entre la clase universitaria y la 'intelligentsia' rockera en general. Para hacernos una idea de su legado, basta decir que bandas como Radiohead no existirían sin la 'expansión del campo de batalla' ejecutado por Pink Floyd.

Hoy, tanto la gestación del álbum, como el contexto en el que fue creado y su influencia posterior, son exhaustivamente revisados en el volumen 'Pink Floyd & The dark side of the moon' (La Cúpula, 2024), del veterano crítico de rock, Martin Popoff. Todo un homenaje al disco del que algún usuario de Apple Music una vez dijo: “es como la pubertad: en cierto punto quieras o no, tienes que atravesarlo”. Hay en el libro un recuento detallado de anécdotas (como cuando Waters decidió dejar fuera un aporte de Paul McCartney al primer corte) y detalles técnicos que lo hacen ideal para melómanos y que harán olvidar al gran público, aunque sea por un rato, las tediosas rencillas entre Waters y Gilmour.

Se estima que desde su publicación 'The dark side of the moon' ha vendido más de 45 millones.