¿Qué es el timo de la grúa? Así engañan los estafadores a personas mayores que viven solas

Los amigos de lo ajeno conocen muy bien nuestras rutinas. Saben cuando estamos más relajados y se dan un banquete de incautos desprevenidos en cuanto detectan que nos hemos marchado de vacaciones.  

Mirar lo lleno que está nuestro buzón, o marcar la puerta para saber si las personas que habitan en el domicilio siguen todavía ahí, son clásicos indicios de casas llevan vacías un tiempo, es decir, de posibles víctimas que van a tener muy difícil evitar la vandalización y el robo de la vivienda. No es esta la única manera en la que los ladrones estudian nuestros hábitos y rutinas y atacan lo que más queremos. 

A través de sus redes sociales, la Guardia Civil y la Policía suelen informar puntualmente de las estafas más habituales y ofrece consejos a los ciudadanos para que extremen las precauciones. En alguna ocasión, han alertado de un nuevo tipo de estafa cada vez más común. Se la conoce como ‘el timo de la grúa’.  

Falsos cobradores vienen a engañarte 

Esta estafa está dirigida principalmente a personas mayores de cierta edad que viven solas, un grupo de población que se suele considerar más vulnerable, al no contar con familiares de apoyo ni personas cercanas que puedan evitar la intrusión o sospechar de los argumentos que esgrimen quienes llaman al timbre. 

Como es habitual, este tipo de engaños se basan en ganarse en la confianza de su víctima. Los estafadores saben que hacerse pasar por empleados de alguna compañía oficial es garantía de éxito. Habrá un porcentaje de usuarios que confiará en la supuesta autoridad que se presenta en la puerta de la casa para ofrecer algún servicio. A partir de aquí, viene el truco: se advierte a la persona que vive en el domicilio de que debe abonar una cantidad económica para solucionar un problema ficticio, o bien se recopilan datos clave para una futura estafa. 

El truco de la grúa obedece al primer grupo de engaños. Una vez se plantan en la puerta de casa, convencen a la persona que habita el domicilio de que vienen de parte de una aseguradora o un servicio de grúa y le piden que abone una cantidad económica para recuperar su coche. Previamente, los estafadores han estudiado cuidadosamente la intimidad de la víctima: rutinas, horarios y relaciones familiares, y con este último dato, suelen explicarle a la persona a la que visitan que un familiar cercano debe dinero por unos servicios de grúa y que ellos están ahí para cobrar la deuda.  

Como indica la Guardia Civil en su campaña de concienciación, “ofreciendo detalles personales del familiar mencionado, solicitan una cantidad de dinero alegando una emergencia o unos gastos de grúa”. 

A partir de este punto, los delincuentes se encargan de que la víctima abone la cantidad económica al momento de pedirla o utilizan la labia para colarse en el domicilio y robar objetos de valor. También pueden tratar de vender objetos falsificados que traen a unos precios ficticios aprovechando “una supuesta situación económica apurada” de la víctima.

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