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A sus 49 años, Elon Musk puede presumir de ser una de las personas más poderosas del mundo. Dueño de Tesla y SpaceX, cofundador de Paypal, SolarCity y otras muchas empresas de éxito, este emprendedor e ingeniero originario de Pretoria, Sudáfrica, acumula una riqueza de 151 mil millones de dólares y es el segundo hombre más rico del mundo, solo por detrás del todopoderoso Jeff Bezos, según el último ranking de la prestigiosa revista Forbes.
Está claro que Musk es un hombre con un ojo para los negocios, alguien que sabe lo que se hace. A pesar de que muchas de sus ideas pueden parecernos disparatadas, como esa de colonizar marte o la de implantar chips en el cerebro para ayudar a las personas con enfermedades neurológicas, y que su cuenta de twitter se parezca demasiado a la de un niño inmaduro, lo cierto es que antes de tomar cualquier decisión empresarial sigue un método muy claro que le ayuda a resolver los problemas más complicados y a decidir si merece la pena o no embarcarse en el proyecto.
Se trata de su “método científico” particular y, tal y como él mismo reveló en una entrevista con la revista Rolling Stone publicada en noviembre de 2017, está compuesto por estas seis fases.
Es algo evidente: antes de empezar a tomar cualquier decisión, debemos saber qué es lo que queremos hacer, marcarnos un objetivo. El punto de partida de cualquier decisión empresarial es la pregunta: ¿puedo hacer X?, la clave que nos permitirá avanzar con nuestro “método científico”.
En el caso de Musk, es probable que se preguntase si era posible construir coches eléctricos antes de que decidiese invertir en Tesla, la compañía automovilística fundada por los ingenieros Marc Tarpenning y Martin Eberhard de la que ahora es CEO.
Una vez hayamos decidido nuestro objetivo, debemos recopilar tanta información como nos sea posible para poder descubrir si nuestro proyecto podría ser factible o no. En este punto, es importante que no nos conformemos con lo mínimo: cuanto más estudiemos y más documentación tengamos, más fácil nos será acertar con nuestras conclusiones y encontrar el éxito.
En base a los datos que hayamos recogido, debemos formular varias hipótesis que puedan dar respuesta a nuestra pregunta inicial y asignarles a cada una de ellas un porcentaje realista de “verdad”.
En el método científico tradicional, con nuestras hipótesis formuladas deberíamos pasar a la fase de experimentación en la que demostraríamos si nuestras hipótesis son ciertas o falsas.
Sin embargo, como en este caso no hablamos de investigaciones, lo que debemos hacer es utilizar la lógica para intentar decidir si nuestras suposiciones podrían tener éxito o no. Para Musk, tal y como mencionó en su entrevista con la revista Rolling Stone, esta parte del proceso pasa por hacerse las siguientes preguntas: ¿son estas hipótesis correctas? ¿Son relevantes? ¿Nos conducen irremediablemente a la conclusión que buscamos? ¿Con qué probabilidad?
Una vez hayamos alcanzado nuestras conclusiones, llega el momento de refutarnos para comprobar si nuestras teorías son fuertes o no.
En este punto, deberemos analizar todos nuestros argumentos en busca de posibles fallos y, para ello, es conveniente que, además de nuestras propias refutaciones, busquemos las opiniones de terceros, ya que pueden darnos un nuevo punto de vista.
Si después de haber buscado pegas a nuestras conclusiones no hemos encontrado ningún argumento sólido que las contradiga, eso significa que nuestro proyecto se puede realizar. Sin embargo, Musk apunta que esto no quiere decir que vayas a tener toda la razón, sino que es probable que la tengas. La verdad absoluta no existe, así que tenlo en cuenta antes de tomar tu decisión final.