El verdadero Lobo de Wall Street ahora asesora en criptomonedas: cómo son sus sesiones privadas y exclusivas

  • Jordan Belfort, el hombre en el que se inspira Dicaprio para la película, se hace gurú después de una mala experiencia

  • Este mes, ha impartido un taller a empresarios en su casa de Miami Beach durante un fin de semana

  • Además de estrategias de negocios, ha contado anécdotas sobre Dicaprio y Scorsese. Puedes verlo en el vídeo

El lobo tiene agudeza, intuición y capacidad para trabajar con la manada o en solitario. Pero es mortal. Por eso Jordan Belfort (59), el hombre que inspiró la película protagonizada por Leonardo Dicaprio, 'El lobo de Wall Street' (2013), ya no es un lobo. Ahora es un ave fénix, que renace de sus cenizas y se convierte en un gurú de las criptomonedas. Sí, después de haber advertido que se tratan de "una gigantesca estafa".

Belfort ha cambiado de idea. No porque se trate de la nueva tendencia monetaria, sino porque ha sufrido en sus propias carnes los efectos de esta nueva forma de dinero. Un ciberdelincuente le robó de su billetera de criptomonedas tókenes digitales que valían 300.000 dólares.

Actualmente, es consultor y asesor de ventas, y cobra cantidades astronómicas por sesiones privadas. Este mes, sin embargo, ha abierto las puertas de su casa en Miami Beach a un grupo de empresarios en el que ha impartido, durante un fin de semana, un taller sobre el criptomundo. Según relata The New York Times, lno solo han hablado de negocios y mujeres (no había ninguna entre los invitados). En la reunión, Belfort ha contado alguna anécdota sobre su colaboración con Dicaprio y Scorsese. En el vídeo, cómo ha sido la reunión con los criptoevangelistas.

Belfort lleva al menos dos décadas tratando de reconstruir su reputación. A sus espaldas, casi dos años en la cárcel por blanqueo de dinero y otros delitos. En los años 90, fundó, Stratton Oakmont, una empresa con un sistema de manipulación bursátil. Tanto él como sus socios, consumían grandes cantidades de cocaína metacualona (quaalude) y contrataban los servicios de prostitutas, tal y como se retrata en la película de Scorsese.