El Banco Central Europeo (BCE) ha decidido actuar para frenar la escalada de las primas de riesgo en los países del sur de Europa y anticiparse a posibles efectos negativos de la subida de los tipos de interés. Para ello activará un instrumento “antifragmentación” que calme a los mercados de deuda y le permita “reinvertir con flexibilidad” los bonos adquiridos durante la pandemia. La pregunta ahora es qué efecto va a tener esta herramienta en la economía española y en nuestro bolsillo.
Conviene explicar que la prima de riesgo define en parte la economía del país, ya que determina el precio de la deuda del mismo. Concretamente se trata del sobreprecio que pide un inversor para comprar bonos de deuda a un país y se calcula en relación a un país referente, que en el caso de Europa es Alemania. Las primas de riesgo de Italia, España y otros países periféricos se han disparado situándose en niveles de mayor de 2020, lo que ha provocado la reacción del BCE, que reinvertirá más bonos de un país cuando su prima de riesgo se dispare en el mercado.
A efectos prácticos, la prima de riesgo no afecta de manera directa a nuestro bolsillo, salvo que esté en números desbocados como ocurrió hace unos años, pero sí lo hace indirectamente. Cuanto más alta es la prima, más dinero destina el país a pagar deuda y menos a otro tipo de cosas, como pueden ser infraestructuras. Es decir, Gobierno, comunidades y ayuntamientos van a pagar una mayor cantidad de dinero en intereses de la deuda y eso dinero no puede destinarse a partidas como carreteras, sanidad o educación.
Por eso es importante que la prima de riesgo española se contenga y se mantenga en unos niveles bajos que eviten un retroceso de nuestra economía, que ya está en una situación complicada. La guerra en Ucrania ha encarecido el gas natural y el petróleo, lo cual ha hecho dispararse también el precio de carburantes y electricidad. Estas subidas de precios han tenido un impacto directo sobre el bolsillo de los consumidores.
Para contrarrestar esta inflación disparada la teoría económica indica que hace falta que los bancos centrales suban los tipos de interés básicos. La Reserva Federal los ha aumentado en 0,75 puntos, la mayor subida desde 1994, y se espera que el BCE aumente las tasas el próximo mes. Algunos medios pronostican que lo hará en un cuarto de punto.
A falta de más información sobre esta nueva herramienta del BCE, no se sabe si este anuncio tendrá efectos inmediatos en los mercados, ya que los analistas auguran que la presión sobre la financiación de los países no va a desaparecer hasta conocer aspectos más concretos del mecanismo.