Purgar los radiadores: ¿por qué es tan importante hacerlo antes de poner la calefacción?

  • Purgar los radiadores es una tarea sencilla que consiste en eliminar las bolsas de aire que se acumulan en las tuberías de los circuitos de aire caliente de estos aparatos

  • Este purgado debe realizarse antes de los meses de invierno para asegurarnos de que nuestro radiador funciona correctamente

  • No purgar los radiadores puede hacer que aumenten nuestras facturas de luz y gas

Ahora que el verano ha tocado a su fin, llega el momento de prepararnos para el frío. El inicio del otoño es sinónimo de lluvias, frío y viento, y una antesala para los oscuros días de invierno que nos esperan en el horizonte. A pesar de que por ahora todavía podemos sobrevivir con mantas y edredones, de cara a los meses de noviembre y diciembre es probable que necesitemos un poco de calorcito extra en nuestros hogares para no morirnos de frío.

A la hora de poner la calefacción, sin embargo, es importante que antes revisemos nuestros radiadores para saber si están en buenas condiciones tras meses y meses de descanso. O lo que es lo mismo: que los purguemos y pongamos a punto. De lo contrario, corremos el riesgo de llevarnos más de un susto a finales de mes.

¿Cómo purgar los radiadores?

Purgar los radiadores consiste, básicamente, en eliminar las bolsas de aire que se acumulan en las tuberías de los circuitos de agua caliente de estos aparatos. Estas partículas suelen aparecer por la propia evaporación del agua que se genera al encender la calefacción, aunque también pueden surgir cuando se cierra el suministro de agua al radiador o tras un largo periodo de inactividad.

Para descubrir si nuestro radiador tiene estas partículas en su interior, debemos encender la calefacción. Si oímos un gorgoteo, es probable que nuestro radiador tenga aire dentro. Para cerciorarnos, tendremos que medir con la mano la temperatura de nuestro radiador. Si notamos que la parte central está caliente y la de arriba fría, entonces no hay duda: hay que purgar el radiador.

El proceso de purgar un radiador es bastante sencillo. Una vez hayamos identificado el problema, tendremos que cerrar la llave de paso del agua al radiador y colocar un vaso o recipiente bajo la válvula de purgado. Hecho esto, giraremos poco a poco la llave de la válvula hacia la izquierda, ayudándonos con un destornillador. En esta parte del proceso es importante que nos movamos siempre en el sentido inverso a las agujas del reloj y que actuemos siempre con calma y paciencia.

Una vez hayamos abierto la válvula, el aire comenzará a salir del radiador, acompañado por un chorro de agua gorgoteante y discontinuo. Cuando el agua empiece a caer de manera fluida y silenciosa, significará que el aire ya ha desaparecido, así que podremos cerrar la válvula. Finalizado el purgado, tendremos que revisar que la presión del agua de nuestra caldera se sitúa entre 1 y 1,5 bares, ya que este proceso suele bajar su nivel.

El purgado de los radiadores es una tarea sencilla que debe realizarse antes de los meses de invierno y con todos los radiadores de nuestro hogar. No extraer el aire de los radiadores puede repercutir negativamente en nuestra factura de luz y gas, ya que, al tener aire acumulado, el agua no podrá circular libremente por el sistema. Consecuentemente, la emisión de calor será más lenta e ineficiente, ya que no se podrá repartir de manera uniforme, lo que hará que nuestro radiador tenga que trabajar más duro para poder calentar nuestro hogar.

Además de la purga, es conveniente que limpiemos nuestro radiadores para quitarles la suciedad y el polvo acumulado, que comprobemos que las válvulas cierran correctamente y que revisemos que no haya pérdidas de líquidos pasando un papel por las juntas y conexiones. De este modo, nos aseguraremos de que funcionan correctamente y podremos disfrutar de una casa bien calentita.