Tengo pensión máxima: ¿qué me espera con la reforma?

  • Los que más ganan pagarán más y cobrarán menos proporcionalmente

  • Las bases máximas subirán un 35%, pero las pensiones máximas solo un 3%

  • En 2023 la pensión máxima alcanza los 3.059 euros al mes

Uno de los puntos pendientes de la reforma de pensiones es el destope de las bases de cotización y de las pensiones máximas. ¿Cuál será el sueldo máximo sobre el que se cotizará? ¿Subirán las pensiones máximas paralelamente a las cotizaciones? En las primeras semanas de 2023 se desvelarán los detalles, pero ya sabemos por dónde van los tiros.   

Suben las cotizaciones en 2023

Las cotizaciones máximas y las pensiones máximas tienen un tope. Hasta 2022, los que ganaban más de 4.139 euros al mes, no cotizaban más. Es decir, una persona con ese sueldo cotizaba igual que una que ganara, por ejemplo, 8.000 euros al mes. Por contrapartida, las pensiones máximas también tenían un tope que en 2022 era de 2.819 euros.

La idea del Gobierno es ir quitando poco a poco esos topes de cotización, para los que ganen más, también puedan cotizar más. Y por otra parte, también subir la pensión máxima poco a poco.

El primer paso ya está dado. Desde enero de 2023, la base máxima de cotización de la Seguridad Social subirá un 8,6%, con lo que pasará de los 4.139 euros mensuales a 4.495 euros (54.000 euros anuales).

¿Subirá la máxima?

Pero aunque suben las bases máximas de cotización en 2023, las pensiones máximas seguirán topadas, y subirán igual que el resto de pensiones contributivas, es decir el 8,5% resultado del IPC medio de 2022.

Lógicamente, serán las pensiones que más suban, 240 euros al mes, pasando de los 2.819 euros de 2022, a los 3.059 euros al mes en 2023 por 14 pagas.

La oferta del Gobierno

Pero no se quedará ahí la cosa. En las primeras semanas de 2023 se tiene que cerrar la segunda parte de la reforma de las pensiones, y hay dos cuestiones pendientes: el destope de las máximas, y la ampliación del periodo de cálculo. Sobre éste último punto hay más dudas, ya que los sindicatos se han plantado, pero la última oferta sobre el destope de las máximas tiene su apoyo, y saldrá adelante con mínimos retoques.  

La propuesta que está en la mesa prevé que la pensión máxima repunte un 3,03% entre 2025 y 2050, mientras que la base máxima de cotización subiría en esos 26 años un 34,76%.

Para la subida de las pensiones máximas se propone un incremento anual del 0,115%, frente a otro del 1,154% al año en las contribuciones más altas.

Estas subidas se sumarán a las actualizaciones con el IPC que se harán por ley todos los años en estos conceptos. Hasta ahora, este incremento se hacía directamente en los Presupuestos y no siempre se subía conforme al IPC.

Subida desproporcionada

A partir de 2050, el Ministerio propone que, en el marco del diálogo social, se determine el aumento adicional que habrá de aplicarse a la pensión máxima "hasta alcanzar un incremento real acumulado del 30%".

Si la propuesta sale adelante, la cotización subirá durante este periodo 10 veces más que la pensión.

En euros de 2023, una vez descontada la inflación, la cotización máxima pasaría del entorno de los 54.000 euros hasta los 75.000 en 2050. Y la pensión máxima, desde unos 42.000 a unos 45.000 euros. O dicho de otro modo: el que contribuya con 75.000 solo recibirá en proporción a 45.000 euros.

La propuesta supone que los que más ganan contribuirían más al sistema, pero recibirían menos proporcionalmente. La pensión máxima en 2050 solo supondría el 60% de la contribución máxima a la Seguridad Social. En la actualidad, la prestación máxima representa el 78% de la contribución más alta a la Seguridad Social.

Los empresarios se desmarcan

Para la CEOE, "aumentar las cotizaciones sociales y depositar una carga aún mayor sobre las empresas es un grave error, pues tendrá efectos nocivos sobre el empleo en un contexto de deterioro económico e incertidumbre generalizada", han explicado los empresarios en un comunicado, para quien "las empresas españolas han hecho un sobreesfuerzo durante estos últimos años para mantener el empleo y amortiguar, más en el corto plazo, la escalada de la inflación. Este nuevo golpe al tejido productivo, en un momento en el que las arcas del Estado presentan una recaudación récord, genera de nuevo desconfianza en las empresas e inseguridad jurídica y supone un innecesario obstáculo a la competitividad y al crecimiento económico, siendo éstas las palancas que sustentan ese Estado del bienestar que se pretenden sostener con medidas tan exentas de rigor económico".

Por su parte, el director de Fedea, Ángel de la Fuente, ha declarado que “la propuesta implicaría una fuerte subida de impuestos para los trabajadores en un determinado tramo de renta, que verán sensiblemente aumentadas sus cotizaciones sin que esto se traduzca en una mayor pensión. La medida ayudaría a garantizar la viabilidad del sistema, pero no sería ni mucho menos suficiente y concentraría el esfuerzo sobre un grupo determinado de trabajadores, lo que no parece muy equitativo por más que se trate de un colectivo con salarios relativamente elevados. Habría que ver, también, los posibles efectos sobre el empleo”.