El becario es una de las figuras más controvertidas del mundo laboral. La razón de su existencia no es otra que la de aprender el oficio para el cual se han estado formando y, siempre que fuera posible, conseguir un contrato en la empresa. La teoría señala que su jornada debe ser de menor duración y que debe darse durante un periodo determinado de tiempo. La práctica, sin embargo, muestra otros datos.
Antes de la pandemia, España era el país europeo con mayor número de becarios: dos de cada diez tenían más de 30 años; siete de cada diez recibían una remuneración que no cubría ni sus necesidades básicas. En total, había 85 mil cotizando a la Seguridad Social con esta fórmula (más otros miles que no cobraban por sus prácticas). La nueva reforma laboral establece líneas rojas en este tipo de contratos. De ello habla, en este nuevo episodio de 'Reforma laboral', Javier Ruiz.
Si eres autónomo y quieres contratar a un becario, es imprescindible que cumplas algunos requisitos: subscribirte a un acuerdo de colaboración, establecer una compensación económica para estimular su motivación (de acuerdo con la ley, no estás obligado a remunerar sus prácticas), darle de alta en la Seguridad Social y cumplir tus obligaciones como tutor, facilitándole todos los materiales que necesite y emitir un informe final con tu valoración.