Vivir en un hotel los últimos años de la vida: un lujo que puede estar a tu alcance

  • Para mucha gente ha dejado de ser una extravagancia y empieza a planteárselo como una alternativa a la soledad y las residencias.

  • Existen diferentes opciones que se ajustan a casi todos los bolsillos y necesidades

  • Coco Chanel vivió tres décadas en el Ritz de París; el escritor Julio Camba, trece años en la habitación 383 del Palace madrileño; y Lorenzo Caprile se convirtió durante el confinamiento en el único cliente del hotel de la cadena NH, en el barrio madrileño de Chamberí, donde hace tiempo fijó su residencia. También Alberto, ingeniero y empresario gallego, nos cuenta cómo ha tomado su decisión de trasladarse a un hotel.

A su edad -67 recién cumplidos-, Alberto, ingeniero y empresario, ha aceptado sus manías y exigencias. "No es que le pida demasiado a la vida, pero he trabajado demasiado y ahora quiero disfrutar cómodamente y sin los sobresaltos de una casa", dice. Viudo desde hace tiempo y con una hija de 33 años que vive independiente, nunca ha fijado una residencia debido a sus continuos viajes y ahora que la pandemia le ha forzado a desmantelar definitivamente su empresa, ha tomado la decisión de vivir en un hotel.

Valoró diferentes opciones en México, Asturias y Suiza. "Al final me decanté por Zurich. Conozco bien esta ciudad suiza, tengo amigos aquí y me aporta todo lo que me gusta: cultura, ocio, vida nocturna. El hotel es pequeño y tranquilo, pero muy bien equipado. Siempre me han atendido de maravilla y estoy seguro de que ahora que les he prometido fidelidad me tratarán a cuerpo de rey. Para mí es una gran familia, pero sin más obligación que el respeto y el cariño que, obviamente, nace después de tantos años", nos explica por teléfono desde su recién estrenado hogar.

Alberto ha negociado un precio de 1.975 euros mensuales por media pensión. Es cierto que su nivel está fuera del alcance de un jubilado español común, pero se puede considerar una ganga si se compara con el coste de muchas residencias y, sobre todo, nos invita a pensar cómo queremos pasar realmente nuestras últimas décadas de vida.

Tenemos el testimonio de gente famosa, como el modisto Lorenzo Caprile, que vive en un hotel NH en el barrio madrileño de Chamberí, cercano a su taller de costura. Harto de reformas en el piso que posee en el centro de la capital, cogió todos sus bártulos y se instaló en una de sus habitaciones. Durante el confinamiento este tipo de establecimientos tuvo que cerrar, pero él no tuvo que marcharse porque era su hogar. No tiene jacuzzi, ni vistas maravillosas, ni falta que le hace, puesto que su vida transcurre trabajando en el taller buena parte del día. "Vivir aquí me quita muchos problemas del disco duro. Toda la parte del cerebro que dedicaría a mantener una casa la tengo libre", ha declarado en alguna ocasión.

También su admirada Coco Chanel hizo del Ritz parisino su hogar, a pesar de tener un lujoso apartamento en el barrio más exclusivo de la capital francesa. Su habitación, que incluía un balcón con vistas a la Plaza Vendôme, se mantiene tal y como ella la decoró. El gusto por los hoteles como residencia ha sido común en artistas y escritores, gente generalmente bohemia. Oscar Wilde también escogió París para pasar sus últimos meses alojado en un hotel de bajo presupuesto, aunque murió dejando una factura indecente en estancia, cenas, botellas de alcohol y servicio de habitaciones. Diferente fue la estancia del escritor Julio Camba en el Palace de Madrid. En él pasó sus últimos 13 años y encontró el orden, el silencio, la limpieza y la buena cocina que decía necesitar, además de una rutina laxa y cierta ociosidad.

Podríamos mencionar nombres y no acabaríamos. Repasando sus biografías, la idea suena apetecible, incluso romántica, pero ¿posible? Igual que hizo Alberto, el empresario gallego, habrá que empezar por valorar opciones diferentes. Aquí van algunas pistas:

Hotel convencional, desde 500 euros al mes

Después de reinventarse durante el confinamiento y aprovechar la capacidad de sus hoteles para usos menos convencionales (hospital, habitaciones-oficina), la cadena B&B ha dado otra vuelta de tuerca y ofrece estancias prolongadas en diferentes destinos, desde 19 euros al día. La tarifa incluye aparcamiento, limpieza semanal, wifi de alta velocidad, baño privado o cualquier otro servicio habitual.

'Care hotels', alojamiento y cuidados

Se trata de hoteles de lujo con las ventajas de una residencia. Esta es una de las demandas que más están creciendo gracias a los extranjeros que se han jubilado en España. Son centros diseñados con la idiosincrasia y comodidades de un complejo hotelero, pero adaptado a las necesidades de las personas mayores. Sus zonas comunes permiten una vida similar a la del barrio. Disponen de instalaciones deportivas, salas de tertulia, cafetería, restaurante, peluquería y servicio médico. Los precios andan entre los 1300 y los 1900 euros al mes, y hay opciones en casi todas las provincias de España.

Habitación con opción a compra

Puede ser un capricho más asequible de lo que pueda parecer (hay opciones por unos 120.000 euros), aunque los expertos aconsejan conocer bien el mercado inmobiliario y asesorarse bien antes de realizar cualquier operación.