En búsqueda de sus talentos: cómo orientar a los hijos para elegir una carrera afín a su potencial

  • Tus hijos deben aprender a elegir su camino y su profesión por sí mismos, sin tu intervención. Debes aconsejarles, tener en cuenta sus intereses, pero nunca forzar la máquina

  • Es un error privilegiar sus habilidades en ciertas materias antes que su afinidad con otro tipo de vocaciones, artísticas o científicas

El mayor deseo de todo padre y madre es saber hacerlo lo mejor posible con sus hijos: alimentarlos, vestirlos, darles la mejor educación, fabricarles unas alas para que vuelen solos. Sobre todo, es fundamental dejarles suficiente espacio y libertad como para que puedan elegir libremente qué quieren hacer con su futuro llegado el momento. Lo malo es que ese tiempo llega mucho antes de lo esperado: entre los 17 y los 18, tu hij_ se ve forzado a elegir carrera universitaria, grado medio, carrera ‘artística’, y tú mismo puedes estar tentado de presionarle más de lo que deberías.

Te contamos algunas cosas a tener en cuenta para ayudar a elegir carrera a tus hijos

El tiempo apremia

El sistema en el que vivimos es una apisonadora. Nos condiciona y orienta desde muy temprana edad a elegir un itinerario de estudios, una carrera profesional en la que encajar en un chasquido de dedos. Muchas personas no saben cómo acomodarse a esa velocidad que el sistema les exige, y entre las prisas y el agobio, escogen carreras y asignaturas que terminan provocándoles una enorme tristeza e insatisfacción. Es una situación conocida en muchas familias: el niño o la niña quieren dejar la carrera a la mitad. Vuelta a empezar con la rueda del hámster (y la universidad no es precisamente barata)

Dales tiempo

No es ningún error potenciar para tu hij_ ese ‘año de descubrimiento’ que media entre el fin del instituto y el comienzo de la universidad. Si tu vástag_ no está seguro de qué quiere estudiar, y cuenta además con una buena media en la EBAU, quizá lo mejor sea concederle ese tiempo de descuento antes de tomar la decisión final. A la lucidez no se llega por los caminos habituales.

Otra sugerencia: instiga a tu hij_ para que investigue en qué situación está el campo profesional en el que tiene interés: sueldo medio, años necesarios para profesionalizarse, inserción laboral, posibilidad de crecimiento, competencia en ese mercado laboral específico, pasos necesarios para ‘crecer’ en esa formación y salidas profesionales.

Hay exámenes de orientación vocacional disponibles online que son de gran ayuda para perfilar un itinerario de estudios superiores. Tienen en cuenta muchas variables que ayudarán a tu hij_ a elegir sin que tú tengas que mandonearlo como a una marioneta (aunque tengas ganas). Estos test valoran aspectos como intereses, capacidades ‘reales’, tiempo medio dedicado a la profesión, años necesarios de estudio y un abultado etcétera.

Tú puedes ayudarle con tus propias investigaciones, siempre sin forzar demasiado la máquina. Es buena idea permitirle que realice algún curso de iniciación en alguna materia que tenga que ver con la carrera que pensaba elegir para saber si es lo suyo.

Cuéntale tu propia experiencia como estudiante

Si tu hij_ tiene dudas sobre ciertas carreras, enséñale también a ser paciente: la universidad siempre tiene una parte teórica pesada y poco intuitiva en los primeros años. Todo el mundo pasa por ahí, y suelen frustrarse mucho y sentirse atrapados en una rueda inútil, pero eso no tiene por qué empañar la parte más interesante de los estudios en los que tu hijo_ esté pensado matricularse. Hay vida profesional más allá de esos primeros años de carrera soporíferos donde uno no aprende nada muy concreto y todo se juega en la teoría.

Tu destino no es el de tus hijos

Puede que tú te hicieras ingeniero por tu padre, y a su vez tu padre se hiciera ingeniero por su abuelo. Oh, glorioso aquel puente que el patriarca diseñó para las más poderosas instancias gubernamentales hace más de cuatro décadas. Por supuesto, es posible que te parezca ‘obligatorio’ que tus hijos sigan esta tradición, la tuya, la de tu padre tu abuelo y tu bisabuelo antes que tú, cuando se hacía fuego en las cavernas. Piensa en las implicaciones. Piensa si tu hij_ no está tomando esa decisión que marcará su futuro en función de lo que quiere él o ella, sino de lo que quieres tú, que le has insistido en cenas, comuniones y bautizos sobre ‘lo que más le conviene’.

Esta mentalidad es un grave error. Si tiene que elegir una carrera equivocada y remontar la corriente en otra dirección, que sea porque fue su propia elección.

Vocación vs Destreza

Muchos padres cometen el error de ponderar la supuesta inteligencia de sus hijos y orientarles exclusivamente hacia sus habilidades técnicas, o bien se guían por el pecunio a percibir y el miedo al futuro para aconsejarles sobre ciertos campos profesionales. La teoría (mala consejera) dice que se ganará más dinero en X carrera y se ascenderá más rápido en esta otra. La niña es buena en ciencias y el niño domina los balances contables en la asignatura de Economía del instituto, así que deberían seguir ese camino sin valorar otras posibilidades.

¿Te has planteado si esto es realmente lo que tus hijos quieren? ¿Solo debes contar el dinero que ganarán para darles orientación? ¿Podrías potenciar alguna habilidad ellos que más tarde se convierta en un camino profesional que deseen explorar?

Siéntate con tu hij_ y tened una larga conversación. Pregúntale con cariño y amabilidad qué es lo que quiere. Trazad un plan, explorad posibilidades juntos (también económicas, no hay que olvidarlas), tomáoslo con calma. ¿Qué le gusta? ¿En qué parte no está segur_? ¿Quiere ‘escalar’ en alguno de sus hobbies y convertirlo en su medio de vida? ¿Es alguien práctico y tiene claro que va antes la seguridad material que la pasión? Sed realistas, pero también permitíos imaginad un futuro que no tenga tanto en cuenta el dinero o el prestigio.

Sé generoso pero exigente

Si tu hijo escoge una carrera que no tenías en mente ni es la más atractiva para ti como padre, permítele que se dé cuenta de las implicaciones. Deberás exigirle lo mismo que con cualquier otra elección: perseverancia, trabajo, resiliencia. Estás financiando sus estudios, así que es lógico que pidas unos mínimos. Es un aprendizaje mutuo: el tuyo al darle libertad, y el suyo, al enfrentarse a las responsabilidades de la vida adulta y el compromiso.

Muchos padres toman una decisión discutible pero eficaz e ‘imponen’ unos mínimos. Aprueba y te seguiré financiando los estudios; suspende, y tendrás que buscarte un trabajo para mantener tu vocación como fotógraf_, pintor_, streamer o poeta.

Sin entrar en si esto es demasiado rígido o moralmente reprochable, hay términos medios en los que podéis funcionar tanto tú como tu hij_ y llegar a un acuerdo.