15 consejos para que los abuelos puedan disfrutar de forma segura de sus nietos durante la pandemia

  • Muchos padres temen que, con el inicio de las clases, pueda producirse un posible contagio en la escuela y, por tanto, pase al entorno familiar donde los mayores son vulnerables.

Los abuelos son una pieza esencial en la vida de muchas familias. Ellos ayudan a sus hijos en muchos aspectos, pero sobre todo a compaginar la jornada escolar con la jornada laboral. Más allá del vínculo familiar, los abuelos suelen ser el auténtico pilar del núcleo familiar. Mientras los padres trabajan, los abuelos se ocupan de cuidar a los nietos.

Según una encuesta del Imserso y un estudio del CIS, el 33% de las familias españolas aseguran que las personas mayores colaboran en el cuidado de sus nietos. Pero no solo llevan y recogen a los menores del colegio o a otras actividades, sino que también los alimentan, los llevan al médico, los ayudan a hacer los deberes, los llevan y recogen de otras actividades, entre otras tareas del hogar que no estarían cubiertas sin su presencia.

En definitiva, los abuelos casi siempre están dispuestos a ayudar a sus hijos y nietos de la forma más desinteresada, ya sea económicamente, cuidando de los nietos o ayudando en casa.

15 acciones para proteger los abuelos

Desde el inicio de la pandemia se ha insistido en que las personas mayores de 65 años son uno de los grupos de población más vulnerables y que, para minimizar el riesgo de propagación del virus, deberían evitarse las reuniones con nietos y abuelos y que estos recojan a los niños a la escuela. Si, pese a las recomendaciones, no hay más remedio, o abuelos y nietos viven juntos, las recomendaciones para volver a los brazos de los abuelos son:

  1. Los niños deben quitarse los zapatos antes de entrar en casa.
  2. Deben lavarse bien las manos con agua y jabón o una solución hidroalcohólica antes de tocar nada. Es la principal medida para prevenir la propagación del virus y la primera cosa que deben hacer al llegar a casa.
  3. Deben cambiarse de ropa y dejar que se airee y, si es posible, que le toque el sol. Es decir, disponer de una ropa del cole y otra ropa de casa, sobre todo si son niños de infantil (tres, cuatro y cinco años), que basan su juego sobre todo en el suelo.
  4. Es recomendable que se duchen al llegar del colegio.
  5. Lavar objetos como móviles, gafas o estuches, pendientes, pulseras, etc.
  6. La ropa puede lavarse con un programa superior a los 40ºC.
  7. Los táperes o las fiambreras usados en la escuela deben lavarse, preferiblemente, en el lavavajillas o con agua caliente y jabón.
  8. Ventilar bien las zonas comunes de la casa.
  9. Desinfectar habitaciones como la cocina y el baño con agua y lejía (25 mililitros de lejía por cada litro de agua).
  10. Si se convive con una persona con alguna patología de riesgo, intentar, si es posible, usar un baño distinto y aplicar las recomendaciones generales (mascarilla y distancia de 1,5 metros).
  11. El niño debe aprender a toser y estornudar girando la cabeza hacia un lado y tapándose la boca con el brazo, nunca con la mano.
  12. Limpiar y desinfectar con agua diluida con lejía o alcohol las superficies de alto contacto en las áreas y superficies comunes de la casa (mesas, sillas, interruptores de la luz, mandos de televisión, inodoros, etc.) a las que el niño pueda tener acceso.
  13. Lavar los juguetes, incluso los peluches, de acuerdo con las instrucciones del fabricante. Es recomendable hacerlo con agua templada y secarlos rápidamente.
  14. Sin abrazos por el momento. Se recomienda abrazar mirando en direcciones opuestas, los niños abrazando por la cintura a los adultos, dar besos en la parte trasera de la cabeza. Lo que no se puede es abrazar cara a cara, ni con las mejillas juntas, mirando a la misma dirección. Hay, además, alternativas al contacto físico. Manualidades, gestos, inventar con el menor nuevas maneras de expresar afecto, que sea un juego y complicidad entre los abuelos y los menores.
  15. Evitar lugares cerrados o poco ventilados.

Otro aspecto importante, al que hasta ahora no se ha prestado atención, es tener más conciencia de cómo se interactúa con los miembros de la familia. Posiblemente no somos conscientes de que muchas veces bebemos del mismo vaso que nuestro hijo, que guardamos juntos los cepillos de dientes, que nos acabamos la comida que han dejado en el plato, etc. Son acciones normales y cotidianas que, como padres y abuelos, hemos hecho siempre. Ahora es un buen momento para modificar ciertas rutinas diarias.