Entre quinquis anda la peli: la historia de cómo el Torete llegó a interpretar al Vaquilla

Tú eres el Vaquilla, alegre bandolero / Porque lo que ganas, repartes el dinero / Para qué te juegas la vida, no lo entiendo / Si al final dependes de un simple carcelero”. Así decía la letra de la canción en la que Los Chichos retrataban como un despreocupado Robin Hood a Juan José Moreno Cuenca, el Vaquilla, el más célebre y emblemático de los quinquis. El experto en el género José Manuel Gómez Gufi nos cuenta en un nuevo vídeo de ‘Salseo Quinqui’ la historia de cómo se llevaron sus andanzas al cine.

La intención original de José Antonio de Loma cuando iba a dirigir ‘Perros callejeros’ era contar con el propio Vaquilla para interpretar al protagonista de la cinta, que estaba inspirado en su propia vida. Juan José era un chaval del barrio de La Mina, en los suburbios de Barcelona, que se dedicaba a robar coches pese a no llegar siquiera a los pedales, fumar porros y pegar tirones, siempre en la frontera de la delincuencia.

El problema con el que se encontraron fue que en el momento de empezar a rodar el Vaquilla se encontraba en el reformatorio, del que entraba y salía con asiduidad. Además era menor de edad. Y sobre él pesaba un delito de sangre al haber atropellado y matado a una mujer a la que había robado el bolso. Con ese panorama, el juez no le concedió un régimen de libertad especial que le permitiera participar en la película. De la Loma resolvió el problema recurriendo a otro tipo del mismo barrio, colega del Vaquilla, Ángel Fernández Franco, el Trompetilla.

De Trompetilla a Torete

La elección fue todo un éxito. El Trompetilla tenía carisma, mucha gracia al hablar, sabía desenvolverse ante la cámara probablemente mejor que el propio Vaquilla e improvisaba brillantemente cuando se le olvidan los diálogos. El problema, para De la Loma, era el mote. Así que se empeñó en cambiárselo y le puso el Torete, para que se asemejara más al del Vaquilla. Ángel siempre odió que le llamaran así.

El Torete protagonizaría también las secuelas ‘Perros callejeros II’ y ‘Los últimos golpes de el Torete’, pero cometería los mismos errores que el personaje que interpretaba y se convertiría también en un asiduo de los reformatorios y cárceles. Acumuló hasta 100 detenciones y llegó a coincidir con el Vaquilla en la Modelo de Barcelona cuando ninguno de los dos era todavía mayor de edad.

Las películas quinquis nunca acababan bien, y tampoco las vidas de sus protagonistas. Con el tiempo, el Torete intentó rehacer su vida e incluso llegó a trabajar como transportista, pero falleció de sida en 1991. Por su parte, el Vaquilla nunca consiguió escapar de su personaje, siempre entre fugas, motines y promesas de reformarse que terminaban rotas. Falleció de cirrosis en 2003, cuando tenía 42 años y le quedaban tres para alcanzar la libertad.