Bares, cerveza y virtud: por qué no beberla es un crimen contra el desarollo sostenible del planeta

  • José María Espinosa, estudioso de los bares y autor de 'Viva el bar', dirige su mirada a una de las bebidas más consumidas. En forma de caña, tercio, pinta o doble, ¿quién se resiste a una buena cerveza?

La 'desescalada' ha comenzado en muchos puntos de España y terrazas y bares comienzan a desperazarse tras el confinamiento. 'Uppers' continúa con su apoyo a estos establecimientos ofreciendo un capítulo inédito de 'Viva el bar', de José María Espinosa. En esta ocasión, el experto analiza la cerveza y llega a una conclusión: detrás de un cervecero, hay un ecologista.

Capítulo I: sobre el concepto de bar.

Capítulo II: sobre el cliente fijo.

Capítulo III: sobre el bar y su nombre.

Capítulo IV: sobre la ubicación de los baños.

Capítulo V: sobre el bar y el baile

Capítulo VI: sobre el bar y el hielo

Capítulo VII: sobre el bar y las cervezas

¿Qué se puede decir de la cerveza que no se haya dicho ya? Se bebe desde tiempos muy remotos, antes que los sumerios o las doce tribus de Israel. El primer mendrugo de pan de la historia, pan de cebada, fue un derivado de una cerveza mal fermentada, un fallo de fabricación de nuestros ancestros. Dicen que Carlos V, emperador del mundo, solamente bebía cerveza. Winston Churchill jamás se acostaba sin despachar de un trago una pinta bien tirada y el gran Otto Von Bismarck desayunaba todos los días huevos con patatas y un litro de este maravilloso líquido.

La cerveza como 'pócima mágica'

El amor, la generosidad, la inteligencia, la felicidad, la bondad, el recto parecer, la hombría de bien, la lucidez, la templanza, la sensatez, la astucia, las premoniciones, la constancia, la intuición, el valor, la humildad… son todas ellas virtudes que prosperan en nosotros de manera muy notable al beber cerveza; incluso florecen con vigor ante su sola proximidad, como demuestra el hecho de que una mayoría abrumadora de camareros son personas mucho más decentes que la media nacional.

Ante semejante carta de presentación, se nos hace muy difícil aportar algún dato más sobre la indiscutible importancia de la cerveza en el mundo, así que hemos querido enfocar este asunto desde un lado distinto.

Las propiedades de las 'agüitas amarillas'

¿Sabía el respetado lector que la orina humana es un excelente fertilizante para las plantas? Esto es debido a que nuestro desecho líquido contiene minerales de nitrógeno, fósforo y potasio en algo más de un 1%, supuesto un pis de humano medio, como así ha demostrado un reciente estudio desarrollado en la Universidad de Kuopio (Finlandia), remoto y frío lugar donde, dicho sea de paso, deben estar enormemente ociosos para estudiar asuntos de esta índole.

Por todos es conocido que una de las consecuencias de beber cerveza es lo que vulgarmente viene siendo mear más. La primera cuestión que nos preguntamos es cuánto más. Podemos dar por válido que un español medio que solamente bebe agua (Dios le perdone…) deposita una cantidad media de 1,5 litros de pis al día, lo que extrapolado a 45 millones de almas patrias supone un aporte de 67,5 millones de litros de pis/día, o lo que es lo mismo, aproximadamente 700.000 Kg de minerales de nitrógeno, fósforo y potasio que se depositan y filtran a través de nuestra corteza terrestre y litoral. No es aventurado pensar que un español cervecero medio aporte un 25% más de líquido. Por tanto, siguiendo el razonamiento, el incremento total de estos minerales sería de 175 Tm/día, cantidad nada desdeñable, suponiendo cerveceros a todos los españoles.

Cerveceros y, en el fondo, ecologistas

Dado que las plantas en general son la base de la cadena trófica, se deduce fácilmente de lo hasta ahora expuesto que si bebemos más cerveza, hay más herbívoros, y por tanto, más carnívoros, con lo que sostendremos la vida en nuestro planeta.

Argumentando en contrario, no beber cerveza obviamente pone en grave riesgo la vida en nuestro planeta, tal y como la conocemos hoy. Es este un descubrimiento que ya intuíamos sin haberlo estudiado a fondo, pero que hoy afirmamos con base científica gracias a nuestros ociosos amigos de la Universidad de Kuopio (Finlandia), que desde aquí saludamos cordialmente.

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