Tras la Semana Santa es posible que no todo el mundo tenga ganas de volver a viajar. Eso si te has dado una escapada durante los días festivos. Sin embargo, no todo el mundo ha tenido la oportunidad de desconectar un par de días, por lo que es más que probable que muchos de los que se quedaron en casa en Semana Santa estén buscando ahora unos días de relax en algún lugar tranquilo de España, y hay uno que es el perfecto para viajar en abril.
Como cada mes, National Geographic destaca un pueblo como el mejor para viajar en esa temporada, y para este abril también ha seleccionado un municipio español que, por su belleza, está en el mejor momento para visitarlo.
En esta ocasión, los expertos en viajes invitan a visitar la provincia de Teruel, en concreto una de sus localidades más reconocidas: Albarracín, a solo media hora de la capital y uno de los pueblos más bonitos de mundo según la revista Traveler. Se trata de uno de los pueblos más bonitos de España, que destaca por su aspecto heredado de la época medieval que te transporta a otros tiempos.
Si por algo se caracteriza Albarracín es por su color, ese tono rojizo que tienen la mayoría de sus construcciones y que da una perfecta coherencia estética a la población, desde las primeras casas hasta su muralla y catedral. Un color que no es de extrañar que predomine, pues el yeso rojo se obtiene de la sierra que rodea al pueblo y hace que se mimetice con el entorno.
La historia de Albarracín comenzó en un castillo árabe con la familia bereber Banu Razin, de quienes proviene el nombre de la localidad, que durante el periodo musulmán se convirtió en territorio inexpugnable gracias a su orografía, rodeada por el río Guadalaviar. Eso mismo fue lo que le permitió crecer poco a poco con su propia actividad comercial.
Así, Albarracín es el lugar perfecto para pasar un fin de semana de tranquilidad en un entorno rural. Desde su Plaza Mayor se puede empezar una fructífera visita, comenzando por su impresionante Catedral gótica, además de las iglesias de Santiago y Santa María, o su alcázar y murallas medievales que datan del siglo XIV. Pero sin duda un paseo por sus calles empedradas terminará por enamorarte de la localidad turolense.
El paisaje de este pueblo es muy difícil de encontrar en otra parte de España o del mundo, por eso es un lugar ideal para pasar un fin de semana disfrutando de su cultura, sus tradiciones o su gastronomía mientras se te ves envuelto por su entorno rural y natural que te harán recargar pilas para volver a la rutina.