¿Por qué los conductores odian a los ciclistas? Un estudio explica que se debe a una causa psicológica

  • El número de ciclistas ha aumentado durante la pandemia del coronavirus y actualmente en nuestro país hay ya más de 21 millones de personas con bicicleta

  • El Consejo de Ministros ha aprobado recientemente una estrategia estatal para impulsar este medio de transporte, pero la decisión, si bien beneficiosa, podría molestar a un buen número de conductores

  • Las razones por las que los conductores odian a los ciclistas se basan más en su propia percepción que en un problema real

La pandemia del coronavirus ha impulsado el uso de la bicicleta en nuestro país. Según el estudio ‘La bicicleta y el patinete en tiempos de pandemia en las zonas urbanas españolas’, un documento elaborado por la Red de Ciudades por la Bicicleta (RCxB) y presentado al público el pasado mes de junio en el que se analiza el cambio hacia una movilidad sostenible durante la crisis sanitaria de la Covid-19, en 2020 surgieron más de 700.000 nuevos usuarios practicantes de ciclismo, y al menos un 31,2% de estos nuevos ciclistas sustituyeron su vehículo motorizado por las dos ruedas.

Este informe, que se ha elaborado en base a los datos de 1.500 encuestas telefónicas realizadas durante el mes de abril, apunta a que de cara al próximo año podría haber más de dos millones de usuarios de bicicleta en nuestras carreteras. Además, señala que un 25% de los ciclistas españoles utilizan este medio de transporte para desplazarse a su centro de trabajo o estudios, siendo el porcentaje de un 22,4% para los nuevos usuarios, y que un 50,6% y un 55,6% la usa para pasear o hacer deporte, respectivamente.

Los datos de este estudio no son los únicos que avalan el buen momento que está viviendo la bicicleta. Si atendemos tan solo a las ventas, también encontramos pruebas que avalan esta expansión. En concreto, se calcula que durante el pasado año se vendieron más de 1.565.000 bicicletas en nuestro país, 300.000 unidades más que las que se vendieron en 2019.

Según el Observatorio de Cetelem, el número de usuarios ha aumentado un 25% en el último año. Actualmente, la Real Federación Española de Ciclismo calcula que en nuestro país hay más de 21 millones de personas con bicicleta, y aunque el encierro de los meses de abril y mayo han influido en estos resultados, está previsto que este crecimiento se mantenga de cara al futuro, especialmente ahora que el Consejo de Ministros ha aprobado una Estrategia Estatal que marcará, por primera vez, las líneas de actuación para impulsar este medio de transporte en todos los ámbitos.

Esta apuesta por la bicicleta permitirá impulsar un tipo de movilidad más sostenible con el medioambiente y beneficiosa para la sociedad. Además de reducir la contaminación emitida a la atmósfera, la bicicleta también permitirá liberar espacio y disminuir los ruidos de las grandes ciudades, mejorando, así, su habitabilidad. Todo parece, al menos a primera vista, positivo. Sin embargo, hay un sector de la población que tal vez no se muestre muy conforme con este aumento en el número de ciclistas: los conductores. Y es que son muchos quienes creen que los ciclistas son un verdadero incordio a la hora de conducir, y hay incluso quienes opinan que constituyen, directamente, una amenaza capaz de aumentar el número de accidentes de las carreteras.

¿Por qué los conductores odian a los ciclistas?

Pero ¿a qué se debe este odio? ¿Por qué tienen tan mala fama entre los conductores los ciclistas? ¿Qué es exactamente lo que les molesta? Si miramos los accidentes que se producen en la carretera, la mayoría de las veces están causados por culpa de un conductor imprudente, más que por un ciclista despistado. Las sanciones para ambos usuarios son, en términos monetarios, muy parecidas a las de los conductores, y, seamos sinceros, es muy poco probable que un ciclista nos robe el sitio en el que queríamos aparcar.

Además, el gasto que hacen de las infraestructuras es mínimo y, pese a no haber suficientes estudios, no podría decirse que los ciclistas ralentizan el tráfico. De hecho, los análisis apuntan a que moverse en bicicleta por las grandes ciudades es, en realidad, mucho más rápido que ir en coche, así que podríamos ir descartando este motivo.

Entonces ¿cuál es la razón? Para intentar dar respuesta a esta pregunta, el medio australiano The Conversation elaboró en 2015 una encuesta para determinar cuál es el origen de la frustración de los conductores. Este informe reveló que los ciclistas aparecen entre las situaciones más molestas a las que debe enfrentarse un conductor en la carretera, principalmente porque provocan que dos usuarios circulen a la vez por un mismo carril, una práctica perfectamente legal que, sin embargo, choca a los conductores. Irónicamente, acciones más disruptivas como cruzar en rojo o colarse entre una ficha de coches no parecen generar una gran frustración entre los conductores.

El estudio de The Conversation también apunta a otro factor que puede explicar la mala fama de los ciclistas: la falta de costumbre. A la hora de conducir, los conductores suelen preocuparse por lo que hacen los dueños de los otros vehículos. Los ciclistas, en cambio, suelen pasar más desapercibidos. Esto provoca que, en caso de que haya un accidente, los conductores dirijan la culpa al ciclista, incluso cuando han actuado correctamente.

Este tipo de incidentes, al haber una menor proporción de ciclistas en la carretera, son mucho menos habituales que los que se producen entre dos vehículos, lo que, a su vez, hace que el momento sea mucho más fácil de recordar y crea la falsa sensación de que estos incidentes son comunes.

Se trata, en definitiva, de un fallo de percepción, más que de un problema real. Además, según apunta el informe, en estos casos también juega un papel importante la diferencia poblacional entre conductores y ciclistas. Unos, señalan, son mayoría; los otros, en cambio, no son más que un grupo minoritario. Como resultado, los ciclistas tienden a ser más deshumanizados que los conductores y sus fallos se cuentan como algo más grave.

Un ciclista que comete una infracción no es un único ciclista, sino todos los ciclistas: el error se hace común. Sin embargo, tal y como revela la propia encuesta elaborada por The Conversation, la realidad es otra: y es que por mucho que se quejen de los ciclistas, al final, a los conductores les molesta mucho más las actitudes de otros conductores. La ironía, que dirían.