¿Por qué sudo por las noches aunque haga frío?

  • La menopausia, el estrés, la ansiedad o los antidepresivos pueden provocar que sudemos excesivamente por la noche

  • Lo que es inusual es que esa sudoración que obliga a cambiar el pijama y la ropa de cama se repita un día tras otro

  • ¿Y si el sudor fuera nuestro super poder?

Sudar es una reacción absolutamente normal del organismo tras hacer deporte, si el sol aprieta, en recintos donde hace demasiado calor o incluso ante episodios de estrés o ansiedad. La temperatura corporal aumenta y con la finalidad de corregir ese exceso de calor, para enfriar el cuerpo, el sistema nervioso activa las glándulas sudoríparas. A continuación, se irá enfriando a medida que el sudor se vaya evaporando de la piel.

Otra cosa es sudar por las noches sin un motivo aparente como dormir demasiado abrigado o en una estancia con la calefacción muy alta. En Uppers hemos consultado a nuestro médico de familia qué otras circunstancias pueden provocar sudor al dormir.

Estas glándulas sudoríparas, que activa el sistema nervioso y provocan el sudor, son de dos tipos: las ecrinas, que son las que se encuentran repartidas por la mayor parte de la piel del cuerpo, y las apocrinas, que desembocan en los folículos capilares del cuero cabelludo, las axilas y la ingle. Ambas glándulas sudoríparas pueden están implicadas en una sudoración excesiva y generalizada, que los profesionales sanitarios califican como hiperhidrosis e hiperhidrosis del sueño cuando sucede durmiendo. Esta inaudita secreción de sudor puede ser de tal magnitud que obliga a cambiar el pijama y hasta la ropa de cama porque se empapan.

Descartar las causas comunes del sudor nocturno

Es evidente que primero hay que descartar que el motivo sea una temperatura ambiente muy elevada o abrigarse demasiado para dormir, sufrir episodios de estrés o ansiedad, haber consumido alcohol o drogas o, en el caso de las mujeres, los cambios hormonales de la menopausia. Por su parte, algunos medicamentos, como los antidepresivos, antipsicóticos, anticolinérgicos o antidiabéticos orales incrementan la sudoración y tal vez el especialista tenga que valorar un cambio en esa prescripción. A partir de aquí, si los episodios se repiten es aconsejable consultar con los profesionales sanitarios. Son ellos quienes se ocupan de identificar la causa de la hiperhidrosis generalizada del sueño y poner un tratamiento.

Identificar otros síntomas

Lo habitual es identificar los detalles exactos de tales episodios como la frecuencia y los síntomas que acompañan a la sudoración excesiva y si existen esos mismos síntomas u otros durante el día. Estos pueden ser:

  • Fiebre.
  • Inflamación de los ganglios.
  • Pérdida de peso.
  • Fatiga.
  • Palpitaciones.
  • Temblores o sofocos.
  • Diarrea.
  • Sibilancias o sonidos que se producen al respirar.
  • Dolor de cabeza.
  • Prurito o sensación de picazón que se puede presentar sin una erupción cutánea o con lesiones en la piel.

Otras afecciones que generan hiperhidrosis del sueño

En ocasiones, esos sudores excesivos nocturnos junto a algunos de los síntomas citados los provoca una infección bacteriana, el COVID, una tuberculosis o afecciones graves como VIH (virus de la inmunodeficiencia humana), que ataca el sistema inmunitario y sin tratamiento puede causar SIDA (síndrome de inmunodeficiencia adquirida).

Las picaduras de ciertos mosquitos o las garrapatas, que se adhieren a la piel si se camina por la vegetación frondosa de la montaña o junto a animales no domésticos, también pueden causar hiperhidrosis, fiebre y dolor de cabeza.

Igualmente, un funcionamiento incorrecto del tiroides aumenta la secreción de sudor. Esta glándula, situada en la parte anterior y superior de la tráquea, segrega hormonas que influyen en el metabolismo y el crecimiento. Si es hiperactiva (hipertiroidismo), además de la sensación de calor y sudoración puede haber pérdida de peso, dolor en el pecho, frecuencia cardíaca rápida o irregular, calambres estomacales o diarrea, entre otros.

Hay otras enfermedades que generan ese sudor excesivo y algunas de ellas son graves. El médico de familia realizará los exámenes y pruebas que necesite hasta dar con el diagnóstico definitivo. Inicialmente valora tanto el aspecto general del paciente, como su temperatura, frecuencia cardíaca, presión arterial, localización de ganglios linfáticos agrandados, aftas, etcétera. También se suele prescribir la toma de muestras de sangre y orina para localizar signos de infección e incluso tener presente los valores tumorales. “Un linfoma y enfermedades malignas no hematológicas como el cáncer de próstata o renal” también pueden cursar con sudoraciones excesivas nocturnas.

A continuación, en caso de seguir sin encontrar la causa, el profesional médico puede cumplimentar un estudio más detallado con pruebas de diagnóstico, una biopsia de los ganglios linfáticos agrandados u otras relacionadas con enfermedades neurológicas o afecciones del sistema nervioso.

El profesional sanitario subraya la importancia de acudir a consulta cuando esta sudoración excesiva por las noches es recurrente y provoca un despertar, pero no está relacionada con la menopausia. Además, se deben tener presente cada síntoma que acompaña esos sudores como la fiebre, una pérdida de peso, dolores localizados o diarrea, entre otros.