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El Alzheimer no es prioritario. El Plan Integral que el Gobierno presentó hace tres años para afrontar este creciente problema sanitario y social, languidece en un cajón sin presupuesto, y los expertos consideran que será difícil que reciba un euro de los cerca de 6.000 millones que el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (España Puede), destinará a Sanidad y Cuidados.
En tu familia hay alguien con problemas de demencias. El 40% de los mayores de 90 años las padecen, y más del 20% de los mayores de 80. Es el Alzheimer, sí, pero también otras patologías asociadas con la edad que deterioran el cerebro de manera irreparable.
Si te toca directamente, como enfermo o como cuidador, habrás pasado por el calvario de un diagnóstico que llega tarde, mal y nunca; por la casi total ausencia de tratamientos y de recursos terapéuticos; por los ridículos apoyos económicos y sobre todo, por la desorientación total que se sufre para afrontar este problema que cambia la vida del enfermo y de su familia.
En España más de un millón de familias están en este momento atravesando por ese desierto, y en 2050, serán el doble. Desde hace 20 años se considera necesario establecer una estrategia nacional que encare el problema en toda su magnitud. En 2017, el Congreso aprobó una proposición instando al Gobierno a establecer una Política de Estado de Alzheimer. En 2019, la ministra de Sanidad, la socialista Maria Luisa Carcedo, presentó el Plan Integral de Alzheimer y otras Demencias 2019-2023, que mejoraría "el diagnóstico de la enfermedad, la atención a las personas afectadas y a los familiares que los cuidan", según dijo entonces la responsable de Sanidad.
En la elaboración del Plan participaron el Ministerio de Sanidad, las Comunidades Autonómicas, las asociaciones de familiares de personas con Alzheimer, la Fiscalía General del Estado, los principales centros de investigación y fundaciones de Alzheimer, las sociedades científicas y asociaciones profesionales, varios hospitales... casi todo el que tiene algo que decir en la materia aparece en los créditos. Pero el Plan no se ha puesto en marcha.
El principal problema es que nunca se llegó a dotar presupuestariamente el Plan. Se aprobaron algunas partidas para acciones puntuales pero nunca ha tenido una partida concreta en los Presupuestos Generales del Estado, como sí tiene desde hace años, por ejemplo, el Plan Nacional sobre Drogas, dotado con 32 millones de euros en 2021.
Preguntados a este respecto, desde el Imserso, responsables de la puesta en marcha y de la dotación presupuestaria, confirman a este medio que se han destinado en los Presupuestos Generales del Estado de 2021 1.200.000 euros para el Plan, pero no especifican en qué actuaciones.
Para Cheles Cantabrana, presidenta de la Confederación Española de Alzheimer, CEAFA, "ni es una cantidad razonable para abordar un plan integral de este tipo, ni es una forma transparente de hacerlo, ya que según el Imserso está dentro de una partida de "varios" dentro del presupuesto del Instituto, con lo que no tenemos forma de comprobar a qué se ha destinado el dinero. Suena a improvisación", explica Cantabrana.
El Imserso, que depende del ministerio de Bienestar Social, Unidas Podemos, ha heredado un Plan aprobado por sus socios de Gobierno, y que no reconocen como suyo. Desde Sanidad, responsabilidad del PSOE, tampoco han dado un espaldarazo definitivo al tema. Tras Carcedo llegó Salvador Illa, que tuvo que bregar con la pandemia, y ahora Carolina Darias, que todavía no se ha pronunciado al respecto.
Hasta ahora, el Alzheimer no ha sido una prioridad sanitaria, pero la llegada de los fondos europeos puede cambiar la situación. España va a recibir en los próximos 4 años más de 70.000 millones de euros, según se explica en el Plan España Puede. De ellos, más de 6.000 millones de euros están destinados a la Sanidad y a los cuidados de los dependientes.
Muchos piensan que es una oportunidad de dotar económicamente el Plan de Alzheimer: “Estamos en una oportunidad histórica y urge dotar de presupuesto el Plan Integral del Alzheimer e invertir en esta enfermedad antes de que su creciente incidencia desborde nuestro sistema sanitario y asistencial”, aseguró Cristina Maragall, presidenta de la Fundación Pasqual Maragall, en el Congreso de los Diputados el pasado 13 de septiembre, en un acto donde se entregaron más de 500.000 firmas pidiendo apoyo a una estrategia nacional para el Alzheimer.
Pese a la contundencia de los datos, y el consenso existente entre políticos, expertos y administraciones en la necesidad de activar el Plan, ni el Ministerio de Sanidad ni el Imserso han respondido a los requerimientos de la Confederación Española del Alzheimer, que en reiteradas ocasiones ha tratado de hablar con sus responsables sobre la necesidad de dotar económicamente el Plan. "Hasta ahora sólo hemos obtenido la callada por respuesta", explican desde CEAFA.
Ni el Imserso ni del Ministerio de Sanidad han detallado a este medio si parte de los fondos europeos se van a dedicar al Plan de Alzheimer. La respuesta ha sido la misma en ambos casos, "lo estamos estudiando".
Pero los afectados tienen pocos motivos para la esperanza. El Plan enviado por el Gobierno y aprobado por Bruselas no contempla en ningún apartado dinero para el desarrollo del Plan de Alzheimer. Ni el Componente 18, dedicado a la Sanidad, ni el Componente 22, dedicado a los cuidados, incluye menciones a una estrategia nacional para las demencias. En cambio sí se contemplan 157,5 millones para un plan de accesibilidad, 153,4 millones de euros para un plan contra la violencia machista, o 20 millones para un plan de control del gasto en medicamentos.
"Yo lo veo complicado, soy muy escéptica a cerca de que podamos dedicar algún dinero de los fondos europeos a las líneas prioritarias del Plan de Alzheimer. Se va más en la línea de profesionalizar los cuidados, pero me da la impresión que no se atiende a la figura de los cuidadores familiares, y al final podemos dar un paso atrás y que todo vuelva a recaer en las familias", explica la presidenta de CEAFA.
La Organización Mundial de la Salud se ha pronunciado sobre la necesidad de financiación de los planes estratégicos. "Lo esencial para que los planes no queden relegados en un cajón es un compromiso económico formal y sostenible. A falta de eso, no vale la pena perder el tiempo en la elaboración de un plan que nunca tendrá la posibilidad de realizarse".
A la espera del Plan, las familias sobrellevan la carga como pueden. "Hay que recordar que el coste por cada afectado supera los 24.000 euros al año. Un gasto que, hoy por hoy, asumen en un 87% las familias. A ello se suma el coste en términos sociales, emocionales y de salud para los cuidadores", explica Cantabrana.
En España existe un plan para enfrentarse al avance de las demencias de forma global, pero la falta de compromiso de los Gobiernos de turno puede hacer que este Plan fallezca antes de nacer. Quizá sirvan de algo testimonios como el de Francisco Meléndez en el Congreso, quien a sus 88 años contó a sus señorías cómo se sentía "agotado y aniquilado tras haber dedicado los últimos doce años de su vida a cuidar casi sin apoyos a su esposa Adela, enferma de alzheimer y que falleció recientemente".