¿Y si tu alergia mejorara comiendo de otra manera?

Según la OMS, se estima que casi 400 millones de personas padecen rinitis alérgica. Las enfermedades alérgicas afectan a un 33% de la población, siendo la rinitis alérgica la más común. La época en la que se producen con más virulencia es precisamente la primavera. ¿Qué ocurre en esta época del año? Cuando una persona alérgica inhala el polen que se libera en el aire entre marzo y junio, el sistema inmunológico lo percibe como una amenaza y desencadena una respuesta inmediata. La liberación de histamina provoca los síntomas característicos de la alergia primaveral.

Este trastorno puede afectar significativamente la calidad de vida de quienes la padecen, interfiriendo en actividades cotidianas y causando un malestar generalizado, que puede requerir un tratamiento específico para minimizar su impacto en el día a día de la persona afectada.

Señales obvias y no tanto

Como decíamos, la principal causa de la alergia primaveral es el polen que se libera en el aire durante esta época del año, lo que provoca una respuesta inmunológica por parte de nuestro organismo y la liberación de histamina, produciendo una serie de síntomas, como los siguientes:

  • Estornudos frecuentes. Los estornudos repetidos son uno de los síntomas más característicos de la alergia primaveral y se producen por la irritación de la mucosa nasal.
  • Picazón en la nariz, garganta y ojos. La exposición al polen puede causar un picor intenso en la nariz, la garganta y los ojos, lo que resulta muy incómodo para la persona que lo sufre.
  • Congestión nasal. La inflamación de los tejidos nasales como respuesta a los niveles altos de histamina dificulta la respiración normal y causa una desagradable sensación de presión en las fosas nasales.
  • Goteo nasal. La secreción nasal acuosa está causada por la inflamación y la irritación de las mucosas nasales, y es uno de los síntomas más frecuentes de la alergia primaveral.
  • Tos. La irritación de la garganta debido a la congestión provoca tos persistente en algunas personas alérgicas.
  • Ojos llorosos y rojos. También es típico que se irriten los ojos, provocando enrojecimiento, lagrimeo y sensación de ardor o picazón.
  • Fatiga. Es un síntoma poco conocido; sin embargo. a alergia primaveral, especialmente cuando es persistente, llega a causar fatiga y un cansancio generalizado.
  • Dolor de cabeza. Otro de los síntomas menos conocidos es la cefalea. Como resultado de la congestión nasal y la sinusitis pueden darse dolores de cabeza más o menos intensos.

Factores como la alergia específica de cada persona, la concentración de polen en el aire, las condiciones climáticas y la ubicación geográfica pueden influir en la gravedad de los síntomas alérgicos.

Alimentación al rescate 

Algunos alimentos y complementos alimenticios ayudan a reducir los síntomas de la alergia primaveral y modular el sistema inmunológico, proporcionando un alivio a las personas alérgicas. Sonia Clavería, Médica de Familia del Departamento Técnico de los Laboratorios noVadiet recomienda los nutrientes más adecuados. Muchos de ellos ya están en nuestra despensa.

Quercetina: cebollas y té verde

La quercetina es un flavonoide con propiedades antioxidantes y antiinflamatorias que ayuda a reducir los síntomas de la alergia primaveral. Algunos alimentos que son una fuente de quercetina son las manzanas, las cebollas, el brócoli o el té verde, pero también se puede tomar en forma de complemento alimenticio.

Grosellero negro: mejor en infusión

El extracto de grosellero negro reduce la inflamación y mejora los síntomas de la rinitis alérgica estacional. Se puede consumir solo, en forma de infusión o complemento alimenticio.

Vitamina D: sol, pescado y huevos

La vitamina D desempeña un papel importante en la regulación del sistema inmunológico y ayuda a reducir la incidencia y gravedad de las alergias. Se puede obtener de la exposición al sol y de alimentos como determinados pescados grasos (trucha, salmón, atún, caballa...) o la yema de huevo. Sin embargo, en algunos casos, puede ser necesario, además, tomar complementos de vitamina D, especialmente si existe una deficiencia.

Manganeso: nueces y verduras de hoja verde

El manganeso es un mineral esencial que desempeña un papel fundamental en la función inmunológica, además de mejorar las mucosas. Algunas fuentes de manganeso son las nueces, las semillas, los vegetales de hoja verde y el té. Se puede obtener suficiente manganeso a través de la dieta, pero tomar complementos de manganeso asegura el mantenimiento de niveles óptimos.

Omega-3: el poder de los antiinflamatorios

Los ácidos grasos Omega-3, presentes en pescados como el salmón, la caballa y el atún, como así en las nueces y en las semillas de lino y chía presentan propiedades antiinflamatorias, que pueden ayudar a combatir los molestos síntomas de las alergias primaverales.

Jengibre: fresco o en infusión

El jengibre es conocido por sus propiedades antiinflamatorias y antioxidantes. Se puede consumir fresco, en forma de infusión o como complemento alimenticio.

Cúrcuma: en todos los platos

Esta especia presenta propiedades antiinflamatorias debido a su componente activo, los curcuminoides. Se puede agregar a curries, sopas, arroces, pastas, salsas, legumbres, ensaladas, pescados o verduras, teniendo la precaución de añadirlo al final del cocinado y junto a la pimienta para que la curcumina despliegue todas sus propiedades. También, y siempre con una pauta médica, puede tomarse en forma de complemento.

Ajo: aliado del sistema inmune

El ajo contiene compuestos sulfurados que tienen propiedades antiinflamatorias y ayudan a mejorar la respuesta inmunológica del cuerpo. Agregar ajo fresco a las comidas o tomar complementos alimenticios de ajo negro fermentado en la época de alergias primaverales resulta beneficioso para la salud.

Cítricos: el poder de la vitamina C

Los cítricos como naranjas, limones, mandarinas, limas y pomelos son ricos en vitamina C, que tiene propiedades antioxidantes y contribuye a reducir la inflamación, además de fortalecer el sistema inmunológico.