Casado con una enfermera, misa diaria y pádel: la cara menos conocida de Carlos Lesmes

Carlos Lesmes ya ha presentado su dimisión como presidente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), según ha informado la institución en un comunicado. Su renuncia deja igualmente vacante la presidencia del Tribunal Supremo. Lesmes deja así los cargos que ostenta desde 2013 a consecuencia de la situación de bloqueo del órgano de gobierno de los jueces. Cuatro años de mandato caducado. Tras el anuncio, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha convocado al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, a una reunión de urgencia al palacio de la Moncloa. El poder judicial, la tercera columna del estado democrático, está 'en talleres'. Nadie sabe a qué puede conducir esta renuncia, avisada al comienzo del curso político. Mientras la cuestión se dirime, ponemos el foco en el perfil y el entorno de Carlos Lesmes.

Los que le conocen explican que Lesmes responde a un tipo de perfil muy técnico, poco político, aunque es evidente su raíz conservadora. Sin embargo, en los últimos años se ha vuelto más combativo como muestran sus últimos discursos y la propia dimisión. Según El Confidencial, su entorno le define como “hombre noble, reflexivo más que impulsivo, aunque persuasivo; profundamente vocacional, serio y cordial”.

Nacido en Madrid, en junio de 1958, se inició como fiscal para, en 1993, pasarse a la carrera judicial. Ha sido presidente de la Sala de lo Contencioso-Administrativo de la Audiencia Nacional y Presidente de la Sección Primera de dicha Sala hasta su nombramiento como magistrado del Supremo. Como fiscal, estuvo destinado en las Audiencias de Alicante y Madrid y en el Tribunal Constitucional.

Antonio Lesmes Verde, padre del magistrado, era médico. Murió en 2022 arropado por los cuatro hijos que tuvo con Sara Serrano: el propio Carlos, Antonio, también médico, José Julio, marino mercante, y Guadalupe. Todos estudiaron en el colegio Maravillas de Madrid, aunque los mayores habían ido en sus primeros años de vida escolar a la escuela de Peraleda de la Mata (Cáceres), donde el padre había ejercido de médico durante unos años.

En la localidad cacereña, el padre de Carlos Lesmes aún es recordado con cariño. La casa donde se crio el magistrado, que también era la sede del consultorio, es hoy una residencia de mayores.

Cuando preparaba sus oposiciones para fiscal cuando conoció a Alberto Ruiz-Gallardón, con quien iniciaría una amistad que llega hasta hoy. Su nombramiento como presidente del CGPJ coincide con la etapa de Gallardón como ministro de Justicia.

Tras lograr su plaza como fiscal, en 1983, contrajo matrimonio con María Altagracia Mansilla, más conocida como Marieta. La boda se celebró en la iglesia de Santa María de Borja, en Zaragoza, y fue oficiada por el padre Matos, tal como cuentan las crónicas sociales de la época. La esposa de Lesmes ha trabajado casi toda su vida profesional como enfermera en uno de los hospitales madrileños próximos a la Ciudad Universitaria, donde es frecuente ver a Lesmes haciendo ejercicio.

El matrimonio Lesmes-Mansilla han tenido cinco hijos que ya han convertido en abuelos a la pareja. La suya fue una familia numerosa tradicional educada en el Colegio de Fomento Montealto, centro vinculado al Opus Dei y ubicado en el barrio de Mirasierra, al norte de la capital.

La hija más conocida es Conchita, traductora y dueña de la escuela de inglés English Channel, fundada en 2014 en el madrileño barrio de Sanchinarro. De la boda de Conchita, celebrada en 2015, se hicieron eco los medios. La hija del magistrado se casó con el ingeniero ovetense Javier Sáenz de Santa María Valín en la madrileña iglesia de Santa Bárbara. El yerno de Lesmes es nieto del teniente general José Antonio Sáenz de Santa María, fallecido en agosto de 2003.

Carlos Lesmes es muy religioso; acude a misa a diario y se considera un liberal católico. Suele pasar los veranos en Huelva, donde comparte un barco con varios amigos. El deporte le apasiona y, además de montar en bicicleta por la Ciudad Universitaria, juega al pádel al menos una vez a la semana.

La oratoria y la persuasión, obviamente, son algunas de las cualidades que se le suponen a un fiscal y un magistrado. Pero, en la escala privada, Lesmes es un hombre tímido, pese a haber sido la cabeza de una de los tres pilares del estado. Sus canas, acrecentadas en estos últimos años, y su cuidada barba actúan como un escudo que parece procurarle seguridad, la misma de la que ha tenido que hacer uso para dejar el cargo y no ser "cómplice de una situación que aborrezco y que es inaceptable”, según ha escrito en su comunicado de dimisión.